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MicroReseñas Indie 071


MicroReseñas Indie 071

Deadly Class #021

DAMN.

Aquel que cruce el umbral que abandone toda esperanza, porque Deadly Class te romperá el corazón. Rick Remender y Wes Craig se encargan de arrebatar de tus manos todo aquello que te importa, tirarlo al suelo y pisotearlo con desdén. Al menos así me sentí al terminar este número, el cual tiene una serie de giros y muertes inesperadas que te dejan helado y con un unas ganas enormes de leer el próximo número, el cual no saldrá hasta dentro de unos cuantos meses… ¡¿Por qué, Remender, por qué?!

En el último número nos quedamos con Willie y Marcus en el tejado, enfrentados por culpa del examen final y todas las manipulaciones en las que se han visto envueltos. Los ex mejores amigos tienen una charla sobre todo lo que han tenido que pasar este último año y lo nefasto que es toda esta situación. Por otro lado, sabemos un poco más de la infancia de Billy, a la vez que conocemos por fin el trasfondo de Petra y sus oscuras motivaciones. Finalmente, Kendal y Stephen deciden confrontar a Shabnam y salir de su complicada situación. Decir que todas estas tramas terminan mal sería restarle méritos porque HOLY SHIT que se va todo al carajo de forma espectacular.

Remender y Craig juegan a un delicado equilibrio de expectativas, donde uno tiende a esperar lo peor para estos personajes, y aún así nos sorprenden, esto gracias al buen balance que logran en el desarrollo de los personajes y las dosis de revelaciones número a número. Un ejemplo claro es el de Petra; puede que la revelación sobre su pasado y sus verdaderas intenciones se sientan forzados para algunos, como si hubieran sido agregadas ahora sólo porque era necesario para justificar una decisión de último minuto, pero creo que el timing fue bien elegido por parte de Remender, ya que así el nuevo giro es mucho más impactante e inesperado. De haber conocido su historia familiar antes, puede que la situación se hubiera telegrafiado de antemano y la sorpresa no hubiera sido tal.

Deadly Class es una serie que no hace más que sorprenderme y mantenerme al borde del asiento, y no puedo recomendarla con más énfasis. Creo que lo dije antes, puede que LOW sea la mejor serie de ciencia ficción de las que Rick Remender está escribiendo ahora, pero Deadly Class es su mejor serie.


Ninjak #016

Ya vamos en la tercera parte del arco “The Siege of King’s Castle”, y debo decir que no estoy muy sorprendido. Roku se ha encargado de arruinar la vida de Colin King en todos los frentes posibles, arrebatándole todo lo que daba por sentado: su castillo, sus armamento, su financiamiento, su trabajo, sus aliados, incluso su identidad. Despojado de todo lo que lo definía hasta entonces, Ninjak va en búsqueda de Roku para devolverle el favor.

Con una premisa así, de verdad esperaba algo más emocionante. Estamos ante la típica historia de “pez fuera del agua”, con Colin arreglándoselas como puede dando dificultosos pasos rumbo a su venganza, pero lo que prometía ser una inteligente y refrescante historia me ha parecido bastante plana y simplona.

Por una parte el arte de Diego Bernard es sumamente blando, sin nada especial que lo haga destacar. No es para nada malo, Bernard se maneja bien en las secuencias de acción y ocupa encuadres dinámicos para mantener el interés en las escenas más estáticas de diálogo, poniendo énfasis en las expresiones faciales, pero el excesivo — y peor aún, poco interesante — uso de negros, el fino y débil entintado de Allison Rodrigues y el poco llamativo coloreado de Ulises Arreola se encargan de quitarle cualquier atractivo a los lápices del artista brasileño.

Por otro lado, el guion de Matt Kindt es bastante cliché, llevándonos por una serie de ataques contra maleantes de distinta calaña mientras el protagonista los tortura para extraerles la información necesaria, escalando de los callejones y bajos fondos a los peces gordos. Peor aún, el cambio de ambiente hacia Venezuela no influye absolutamente en nada en la historia misma, desarrollándose de la misma manera que lo podría hacer en algún barrio corrupto de Estados Unidos y desaprovechando una locación interesante. De nuevo, no es un guion terrible, los diálogos son más que correctos y todo fluye de forma coherente, pero a Kindt esta vez le falta la chispa e inventiva de los arcos anteriores.

Respecto a la historia de complemento en los ya clásicos “The Lost Files”, el arte de Andrés Guinaldo junto a las tintas de Brian Level y el coloreado de Chris Sotomayor funcionan mucho mejor, haciendo de una historia, la verdad, un tanto aburrida — por predecible… de nuevo, Kindt, ponle ñeque — algo bastante entretenido de leer.

Esperemos que el último número restante mejore mi percepción, pero si hay algo que me tiene emocionado respecto a Ninjak es el próximo arco, “The Fist & The Steel”, con una historia ambientada en el futuro con Gilad de co-protagonista, justo como pudimos ver en Book of Death. ¡Imperdible!


4001 A.D. #002

Un número muy entretenido, aunque bastante liviano en acontecimientos. La historia básicamente se reduce a Rai y sus aliados enfrentándose a Father y logrando abordar a New Japan, para cerrar con un cliffhanger que pone en duda el éxito de su misión. A pesar de esto, el increíble trabajo de Clayton Crain lo vuelve todo un acontecimiento a leer.

Tenemos un enfrentamiento ridículamente divertido, entre Rai manejando una X-O Armor gigante y Father convirtiendo a New Japan en un dragón robótio gigante. El arte de Crain y su estilo hiperrealista nos venden todo esto de una manera que ningún otro artista podría, con viñetas que parecen verdaderos fotogramas de una película de ciencia ficción. Increíble.

Entrando a lo que es trama misma, como dije en un principio hay muy poco de lo que hablar. Lula Lee pareciera tener su destino sellado como la nueva Spylocke, mientras que el cliffhanger final nos prepara para otro enfrentamiento potencialmente entretenido. De verdad que este número no fue más que Rai luchando con Father hasta que lograron entrar a New Japan y… ahí quedamos.

Matt Kindt hace progresar la historia a paso lento, respaldado por el talentoso Crain, dejándole espacio para lucirse. Solo espero que la conclusión de este evento llegue a buen puerto; como mínimo, nos ha dejado una emocionante propuesta y excelentes personajes, de los que espero ver mucho más en un futuro. Not pun intended.


4001 A.D.: Bloodshot #001

Como siempre, el excelente trabajo emocional de los personajes de Jeff Lemire se lleva los aplausos, y esto es mucho decir considerando que el protagonista de este número es una inteligencia artificial.

Aunque no suelo hacer resúmenes demasiado específicos de los cómics, en esta ocasión se me hace necesario realizar una contextualización de la historia hasta este punto, pues presenta ciertas diferencias importantes que pueden generar dudas respecto a su retrato en números pasados.

En el one-shot Book of Death: The Fall of Bloodshot #001 vimos los últimos días de Ray Garrison, con el portador de los nanites que lo convertían en Bloodshot finalmente encontrando una pacífica muerte tras toda una vida de violencia. Hoy, en el año 4001, Bloodshot no es más que una literal reliquia en un museo, sobrepasado por la tecnología del futuro. En el contexto del evento 4001 A.D., la dictatorial inteligencia artificial Father que gobierna la ciudad flotante de New Japan ha comenzado a expulsar sectores de la ciudad hacia la Tierra, en un intento desesperado por combatir un virus que busca quitarle el control. En uno de estos sectores se encuentra la tecnología de Bloodshot en exhibición como pieza del museo de tecnologías anticuadas. Los estruendos del sector colapsando mientras se estrella a la superficie de la Tierra despiertan la aletargada I.A. de los nanites y nuestra historia comienza.

Lo que más me cautivó de este número fueron las ingeniosas ideas para hacer funcionar la idea de Bloodshot en el año 4001, considerando que Ray falleció quién-sabe-cuántos años atrás. Detalles como la impresora 3D de material biológico para obtener un cuerpo huésped y la razón para que solo tenga la cabeza del original son un entretenido toque. Pero, sin duda, lo mejor es la misión final de esta I.A., que cruzará medio planeta caminando de ser necesario solo para llevar su pesada carga a destino. Muy característico de Lemire, lo que mueve la historia son los deseos de sus personajes, incluso cuando ya dejaron el mundo de los vivos, en una emotiva y efectiva historia. Además, el dibujo de Doug Braithwaite, quien regresa del one-shot anterior en Book of Death, logra evocar de forma visual esa nostalgia y melancolía que transmite la historia, formando una continuación perfecta para The Fall of Bloodshot #001 a la vez que la dupla deja el terreno preparado para una nueva era del Soldado del Mañana.

La verdad es que no necesitan leer nada para poder entender esta historia, pero sin duda se ve beneficiada de un conocimiento previo del personaje, como mínimo del one-shot del evento Book of Death, para conectar a un nivel emocional con todo lo que ocurre. Aún así, es un brillante acercamiento a una historia que perfectamente pudo tornarse muy fría por el contexto tecnológico futurista y el historial su protagonista o carente de emoción de haber tomado un acercamiento enfocado en la acción pura y dura; ambas opciones hubieran sido válidas, a la vez que obvias, y me alegra que Jeff Lemire haya estado a cargo pues, fiel a su sello autoral, logra poner al corazón de los personajes en el centro de todo. Fascinante.


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