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MicroReseñas Indies 004


MicroReseñas Indies 004

Ivar, Timewalker #002

Ivar Timewalker 2

Los saltos temporales y divertidas situaciones se mantienen fuertes en Ivar, Timewalker #02. Una vez más Fred Van Lente nos regala un comic divertido, aunque a ratos se siente extrañamente contenido. El guionista se toma su tiempo para explicar parte de la lógica que rige los viajes temporales en su serie, utilizando como ejemplo el caso probablemente más manoseado (y jocoso): matar a Hitler. Van Lente se cuelga de la cultura popular de internet con la denominada Ley de Godwin, dándole un significado diferente como parte de las recurrencias temporales, consecuencia del viaje en el tiempo. También juega con otros conceptos como red social, con resultados bastante divertidos.

A su vez sigue insinuando un futuro incierto, que le da una profundidad mayor a esta novel asociación entre Ivar Anni-Padda, nuestro héroe viajero temporal, y Neela Sethi, la joven física que Ivar intenta ayudar… ¿de qué? Como dije, se insinúa un porvenir inseguro, que innegablemente jugará un papel central en entregas posteriores.

El arte de Clayton Henry se mantiene en un nivel muy bueno, y las pocas páginas que aporta Robert Gill mantienen una coherencia aceptable con el resto del comic, si bien en comparación son inferiores a las de Henry. De hecho lo que más me molesta es la paleta que utiliza Brian Reber, quien resulta un colorista eficiente pero que mantiene todas las páginas sumidas en una homogeneidad algo aburrida. Me gustaría que arriesgara más con algunos colores, entiendo que las escenas de la Segunda Guerra sean más grises, ¡pero en la prehistoria! Ahí pudo atreverse con una paleta mucho más rompedora y que hubiera resultado coherente para retratar un entorno ajeno.

Resumiendo, Ivar, Timewalker #02 mantiene la tónica positiva, un guion divertido y bien construido con un arte general de calidad.


The Valiant (2014) #002–003

La primera entrega de The Valiant nos presentaba un panorama intrigante: Gilad Anni-Padda, el Eternal Warrior, ha dedicado su milenaria vida a proteger cada encarnación que ha existido del Geomancer, el avatar de la Tierra… y cada vez sus esfuerzos fracasan ineludiblemente ante The Immortal Enemy, una fuerza primordial de pura maldad que utiliza el miedo como herramienta.

Sabedor del aparentemente inevitable desenlace que le espera, busca esta vez la ayuda de algunos de los seres más poderosos del Universo Valiant para proteger a la actual Geomancer, la joven Kay McHenry, incluyendo a X-O Manowar, Ninjak y sobre todo Bloodshot. Y esto es lo interesante, pues un relato que parecía inicialmente centrado en Eternal Warrior termina volcándose hacia la intrigante relación que se suscita entre Bloodshot y Kay.

Las escenas de Ninjak y Gilad continúan la participación de Bloodshot en la primera entrega, continuando con la misteriosa caja que tanto quiere Neville Alcott, el enlace del grupo Unity con el MI-6 británico. Matt Kindt nos narra unas emocionantes secuencias donde los héroes intentan detener a toda costa al Immortal Enemy, en un épico enfrentamiento y que involucra a la práctica totalidad de héroes Valiant, tornándose lentamente esta aparente escena de acción en una de terror. La desolación y desesperación terminan invadiendo las páginas por completo, culminando en una horrible (e increíble) splash-page.

Mientras, los excelentes diálogos entre Bloodshot y Kay, cortesía de Jeff Lemire, son de una naturalidad y riqueza notables. Mientras el primero busca protegerla y ocultarla de su muerte segura en un mall vacío, esta última lo hace cuestionar su pasado y estado actual. Siendo dos personajes aparentemente tan diferentes, su encuentro resulta de una inesperada frescura que augura buenos derroteros para Bloodshot en su próxima serie regular bajo la pluma de Lemire, Bloodshot Reborn.

Pero ambas situaciones, la desesperada lucha contra el mal y la inquietante soledad de un centro comercial, no tendrían el mismo impacto sin el trabajo de Paolo y Joe Rivera.

Paolo logra retratar personajes que se sienten reales. No son sólo figuras posando, el artista estadounidense les inyecta una naturalidad pasmante, y no sólo en expresiones faciales, el lenguaje corporal e incluso el espacial lo domina a la perfección. Su economía visual juega a favor de ésto, haciendo de fácil lectura lo que los personajes sienten y expresan. Sumémosle las impecables tintas de su padre Joe, la acertada gama cromática y un rotulado por parte de Dave Lanphear para conseguir un conjunto visualmente impoluto.

Busco “peros” al comic, para que no crean que me dejo llevar por mero fanboyismo… y la verdad no encuentro ninguno. Tal vez el desconocimiento de los personajes para los lectores nuevos les impida involucrarse más a fondo con ellos, pero la historia está llevada de forma que sea de fácil acceso. El próximo mes tendremos la última entrega, el cierre de esta emocionante historia que, una vez más, recomiendo encarecidamente a todos los que se pasen por aquí. Imperdible.


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