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MicroReseñas Indies 010


MicroReseñas Indies 010

Rick and Morty #001

Rick and Morti 01

¡Qué maravilla!

Conocí la serie de animación a mitad del año pasado y desde entonces tengo un vacío en mi interior que agoniza cada día, a la espera del estreno de una nueva temporada. La espera ha sido larga y cruel, pero la promesa a medio camino de un comic renovó esperanzas para seguir.

Hasta que el comic llegó, y es glorioso. En serio, si disfrutaron la primera temporada, este comic nos ofrece todo lo que podríamos esperar: eructos, humor negrísimo, aventuras ridículamente alocadas y consecuencias aún peores. Y probablemente este último aspecto es lo que más disfruto de Rick and Morty, los momentos en que todo se va al carajo de forma horrible, la situación se sale de control y rápidamente nos hundimos en la peor situación imaginable. Esos momentos son oro puro, pues la moral de Morty es puesta a prueba de la peor forma, mientras Rick hace gala de su mente fría e inescrupulosa para salvar el día… casi siempre, de nuevo, de la peor forma.

En este número debut nos quedamos en la primera parte, cuando todo se va al carajo. Tras ser convencido por Rick, una vez más, de hacer algo inmoral e indebido, Morty se vuelve un magnate millonario inversionista del mercado bursátil con la ayuda de un aparato que predice los resultados. Luego de una discusión entre ambos partners tenemos la primera horrible revelación de lo que dicha máquina realmente hace, volviendo algo que en manos de otra serie podía ser un divertido giro de ciencia loca una abominación de indescriptibles consecuencias. Un trabajo digno de Rick.

Pero eso no es todo, pues Rick además ningunea a Jerry, el mediocre papá de Morty, mostrándole que a su hijo parece irle mucho mejor junto a su abuelo que siguiendo los simplones consejos de su padre… aunque Rick tampoco tiene que esforzarse mucho en ello, pues su reacción al encontrarse con Catogam, el robot asistente de Morty, retrata perfectamente lo miserable que puede llegar a resultar este personaje. La frustración de Jerry lo lleva a delatarlos ante el excéntrico Professor Tock y desencadenar, uuuna vez más, el peor escenario posible.

¡Me encanta!

El guion de Zac Gorman emula a la perfección el estilo de la serie, desde las voces de los personajes y el ritmo de la trama hasta los alocados escenarios y situaciones imposibles en las que el disparatado dúo se ven siempre involucrados. Por su parte CJ Cannon cumple con llevar los frames de la pantalla a la viñeta, incluyendo buenas dosis de guiños visuales a los fans como unos cuantos Mister Meeseeks.

Como cierre tenemos una breve aventura de Summer, la hermana de Morty, que bien pudo ser la Summer de un universo paralelo. Justamente, Rick and Morty utiliza el concepto del multiverso por lo que las posibilidades son infinitas. Esta breve historia, que resulta meramente anecdótica — pero no por eso carente de encanto — es ilustrada por Marc Ellerby, amoldándose a la identidad visual de la serie sin problemas.


The Dying & The Dead #002

The Dying and the Dead 02

Intrigante es la palabra para definir este número. Tras una intensa apertura, este segundo número continúa con el buen hacer, presentándonos cuatro nuevos personajes. Si el apelativo de “Indiana Jones para viejos” no quedaba del todo claro en la entrega anterior, aquí no podía ser más acertado.

Este es el típico número de reclutamiento, donde nuestro protagonista debe reunir un equipo que lo ayude en su misión, seleccionando a cada uno por sus habilidades particulares y su vínculo personal que se remonta a su pasado. Y eso es todo lo que ocurre.

Lo grandioso es la forma en que cada personaje es presentado, sin duda un triunfo de Ryan Bodenheim y Michael Garland. El ritmo narrativo tan reposado cobra un nuevo sentido cuando consideramos a quiénes nos enfrentamos, personajes de la tercera edad, algunos incluso en un asilo. Así, Bodenheim se puede regodear en cada panel, haciendo gala de un cuidado estudio de las expresiones — faciales y corporales — en cada personaje, poniendo los pies en la tierra a una historia que podría volverse inverosímil con facilidad. El otro acierto es el coloreado, donde Garland usa sutiles cambios de tonalidad en paneles mayoritariamente monocromáticos para diferenciar algunos detalles y elementos en él, variando el color según la escena o entorno, y rompiendo bruscamente cuando la acción y el peligro se adueñan de la viñeta.

Jonathan Hickman tiene una gran idea entre mano<s, con protagonistas inusuales que piden ser leídos. No nos queda más que hacerles caso.


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