<!DOCTYPE html> Como ya se sabía hace un par de meses, All-New Invaders llega a su fin en su entrega número 15. Y lo hace de forma satisfactoria y decepcionante a la vez. ¿Cómo es eso? Partamos por la historia. Los últimos números habían estado preparando diversas tramas, a la vez que James Robinson escarbaba, como solo él (y Roy Thomas) sabe hacer, en el pasado de los protagonistas, el baúl de los recuerdos Marvel, personajes oscuros y olvidados, y presentaba nuevos personajes que sumar al legado de los Invaders. En ese sentido, si eres un nerd de la continuidad esto es porno en HD. Ahora bien, el problema es que, justamente, presentó varias tramas que por espacio no se podrían resolver en la serie. Al tener un fin tan cercano en el horizonte no quedaba más que intentar atar todos los cabos que se pudiera de la mejor forma posible. Los más inmediatos son atendidos y nos enteramos a través de los mismos personajes lo que ocurre con éstos, como Tom Raymond uniéndose a los Inhumans, en un número cargado de sobreexposición, un mal necesario para la misión entre manos. Al mismo tiempo, las tramas más interesantes son lamentablemente las dejadas de lado, pues requerirían un desarrollo mucho mayor para llegar a buen puerto; así, nos quedamos con una vaga promesa de que “algún día” estas historias serán atendidas… Tal vez las descarten tras bambalinas, tal vez terminen olvidadas bajo la alfombra. La que más lamento es la trama de Killraven y los Marcianos, que era para mí la más atractiva de todas. El arte de Steve Pugh mantiene su nivel, aunque en unos pocos paneles se perciben las prisas en terminar. Ausente tan solo 2 números (#007–008), se mantuvo impecable durante 13 de las 15 entregas que duró esta serie, algo más que destacable hoy en día, especialmente por el nivel de detalle que poseen sus lápices. Finalmente, los colores de Guru-eFX (la dupla Joe Weltjens y Lee Duhig) hacen un buen trabajo en crear atmósferas apropiadas, complementando el arte de Pugh. Al final del día tenemos una conclusión satisfactoria, considerando todas las dificultades y desafíos que tenía Robinson frente suyo al momento de cerrar la serie. Aún así, es imposible no quedarse con cierto gustito amargo por lo que pudo ser y no alcanzamos a ver… Como consuelo nos queda ese hogareño cierre con Jim Hammond y Niels, su nuevo gato. Hasta la próxima, Invaders. Durante Time Runs Out hemos tenido cambios drásticos, revelaciones como puños y giros rompecuellos número a número. Amor violento con Jonathan Hickman. Pero todo visto hasta ahora se queda corto con las revelaciones que nos trae Hank Pym desde “más allá”. Cuando Steve Rogers y Reed Richards por fin se sentaron a conversar, pudimos conocer qué es lo que habían estado haciendo los Illuminati durante estos últimos 8 meses, resolviendo muchas de las dudas que teníamos los fans, pero aún quedaban algunas por resolver. La información que trae Pym consigo no sólo resuelve casi todas las dudas pendientes, sino que las verdades llegan como un combo en el hocico y un rodillazo al estómago propinados al mismo tiempo al lector. El viaje por el multiverso de Pym es bastante informativo pues nos da cierto análisis “científico” de cómo funcionan e interactúan los universos entre sí, Hickman style. Es a través de su información recopilada y la propia narración de Hank que poco a poco llegamos a dimensionar finalmente… la cagadita (libre de spoilers) que está quedando. Ya sabíamos que el multiverso poco a poco moría, pero las cosas son horriblemente más serias, monstruosamente más violentas de lo que aparentaba. Sabemos que Rabum Alal y los Ivory Kings (revelados en el último número como The Beyonders) eran las dos “facciones” enfrentadas en el Juego de Mundos, con todos los otros jugadores (Black Swans, Black Priests, Mapmakers, etc.) en el medio de todo… pero hasta ahora había una sensación de inevitabilidad, de “así son las cosas” que permeaba el relato; lo que por fin encontramos en los Ivory Kings es la perdición premeditada. Ya todo está perdido. ¿O no…? La portada es engañosa, pues si bien tenemos una explicación algo más clara de cómo fue la última resistencia del Captain Britain Corps, esto no dura más de una página. En cualquier caso, la hermosa portada de Alan Davis es la zorra, vale la pena por sí misma. Hablando de arte, Dalibor Talajić nos entrega un trabajo decente, pero en un número con tanta (¡tanta!) información relevante me hubiera gustado que estuviera presente alguno de los secos habituales de la serie. Como siempre, Frank Martin hace un impecable trabajo… Si alguno recuerda mis quejas iniciales, el tipo terminó convenciéndome, sobre todo por el soberbio desempeño sobre los lápices de Nick Dragotta en East of West. Solo dos meses más… El tiempo se acaba. Partamos por decir que Daniel Acuña es un maestro de la viñeta, de una elegancia y pulcritud admirables y un manejo del color endiablado y preciso. No escatima en detalles cuando lo ve necesario, pero asimismo sabe cuándo reservarse a lo mínimo; más importante aún, el movimiento de sus figuras a través de las páginas es fluido y poseen expresiones que se sienten reales. En definitiva, el arte es de excelencia y nos vende la mitad del relato de inmediato. La otra mitad corre por manos de Rick Remender. Tras un buen arranque en el número pasado, continuamos explorando la Counter-Earth del High Evolutionary. Aquí es cuando la cosa se pone interesante, pues Remender se dedica a hacer lo que mejor hace: desarrollar personajes. En este aspecto, eso sí, dependerá de qué tan fanático del personaje o qué tan receloso de la continuidad seas para poder disfrutar de este desarrollo, pues el escritor de Portland suele tomarse ciertas libertades para amoldar las personalidades o hechos del pasado para que se acomoden mejor a su historia. Como opinión personal, el resultado siempre ha valido la pena, así que no me quejo. Retomando, es justamente con el High Evolutionary que la trama se desarrolla. Soberano indiscutido de Counter-Earth, su incansable búsqueda de la perfección genética lo ha llevado a desarrollar generaciones de New Men, para terminar aniquilándolos cada vez. De esto son testigos Victor Creed y Sam Wilson en carne propia, y Jericho Drumm a través de su percepción espiritual; las incontables almas de los muertos, víctimas de este interminable y enfermo experimento. Es por ello que una pequeña resistencia clandestina de humanos, liderada por el Low Evolutionary, intenta en vano salvar a estos New Men destinados a convertirse en polvo. Sus planes cambian cuando Pietro y Wanda llegan al planeta, pero aún queda ver qué les depararán próximas entregas. El cliffhanger final nos asegura impactantes revelaciones para estos hermanos. Remender se alza una vez más, dejando poco a poco atrás ese mal sabor de boca que fue “AXIS”. Uncanny Avengers #001 fue un buen refrescador de paladar, y ya con el #002 damos pisadas en tierra firme. Con una intrigante historia entre manos, no nos queda más que celebrar el regreso triunfal del bueno de Rick. Tras Fantastic Four #014 la serie volvió a la numeración histórica con motivo de “el fin de los Cuatro Fantásticos”, por lo que los números siguientes fueron Fantastic Four #642 y #643. Cuando James Robinson comenzó su etapa estaba algo escéptico, pues si bien su primer número tenía buena pinta, también comenzaba con la arriesgada promesa de “acabar” con la Primera Familia. Hoy, en lo que serían las entregas 15 y 16, puedo decir con cierta confianza que Fantastic Four tendrá un cierre digno. Robinson escarba en el pasado editorial y les saca jugo a las ideas abandonadas, característico de su obra. El último personaje que sacó del oscurantismo es Sleepwalker, del cual la verdad no tenía la menor idea, pero aún tendremos que esperar un número más para verlo realmente en acción. A estas alturas, la verdad, no queda más que fluir con lo que queda de historia, que nos llevará al clásico enfrentamiento final con el “big bad villian” de turno y dará cierre a la serie, quién sabe por cuánto (apuesto por un regreso post-“Secret Wars”). Qué más decir… El arte de Leonard Kirk excelente como siempre, mientras los colores de Jesus Aburtov siguen chirriándome a ratos, pero nada terrible. Nos quedan dos números, para qué quejarnos. Cuando empecé a leer el número estaba mentalizado con lo que había visto en las entregas anteriores de “The Black Vortex”, con arte de Ed McGuinness, Kris Anka, Valerio Schiti y Paco Medina. Un arte muy colorido, de líneas claras y figuras luminosas… todo lo contrario al trabajo de Andrea Sorrentino. La primera doble página de All-New X-Men #038 es espectacular, pero no aparecen personajes por lo que no podía juzgar comparativamente; las dos siguientes nos muestran a Gamora, Angel y Beast transformados por el Black Vortex y se siente de inmediato la diferencia en el arte respecto a los artistas anteriores. Al principio fue un cambio algo chocante; las dos páginas siguientes me convencieron un poco más, pero la doble página siguiente con Ronan vs. Gamora me enamoraron por completo. Los colores de Marcelo Maiolo quedan excelentes junto al trabajo del artista italiano. Conozco a Sorrentino desde I, Vampire, donde estoy convencido que al final del día fue su trabajo lo que probó a público y crítica de que esa serie era una pequeña joya escondida en el reboot de la Distinguida Competencia. Su paso por Green Arrow junto a Jeff Lemire fue un breve momento de gloria para la cabecera del arquero, y cuando se fue a Marvel esperaba verlo en alguna serie que me interesara. Lamentablemente (para mí) Sorrentino cayó, como tantos otros talentosos artistas, en las garras de Brian Michael Bendis. Ahora bien, como comenté en la reseña de Guardians of the Galaxy #024, el trabajo de Bendis me ha parecido algo mejor de lo hecho por él anteriormente en esa cabecera; aquí, esa calidad (que tampoco es para tanto) se mantiene más o menos digna. Lo que eleva realmente este número es el arte de Sorrentino, que logra con su estilo narrativo inyectar verdadera intriga, emoción y preocupación por los personajes en un momento, supuestamente, tan complicado. Igual que en I, Vampire, es Sorrentino quien vende completamente la historia al lector. La trama avanza como uno esperaría en un crossover, no hay grandes sorpresas, aunque como ya dije la aparición de Ronan me dejó loco. De nuevo, gracias al italiano. El próximo número del crossover es All-New X-Men #039, esta vez con lápices de Mahmud Asrar, volviendo al look “normal” de la serie. Fue bonito mientras duró. PD: Si se lo preguntan, la entrega #037 se aplazó por demoras hasta marzo. Cosas del comic. Tres historias breves, divertidas, bien construidas. Supongo que la mayor novedad es que CM Punk guioniza una de éstas historias, así que partamos por esa. Rob Guillory es el artista de Chew, la hilarante serie de Image Comics; es también el autor de la portada variante que ven aquí arribita, para que se hagan una idea de su estilo. La historia que cierra este anual es una divertida aventura donde Mephisto intenta engañar a Thor, y Loki lo termina engañando a él de vuelta. Es una historia bastante ligera pero que da el aprobado, principalmente por el arte. Jason Aaron junto a Timothy Truman nos cuentan un cumpleaños de King Thor, junto a The Girls of Thunder, sus tres nietas. Son muy divertidas, tienen un encanto que Aaron sabe transmitir con facilidad. Con la Tierra largo tiempo abandonada, Thor la atiende a diario como su moribundo jardín personal, así que sus nietas se las arreglan para prepararle un regalo muy especial. Una historia con mucho corazón, que abre esta entrega. Finalmente, Noelle Stevenson y Marguerite Sauvage nos dan una muy amena historia sobre la nueva Thor y los Warriors Three, quienes someten a la nueva portadora de Mjölnir a una serie de pruebas, las cuales nuestra heroína resuelve de formas que los guerreros no esperaban. De a poco Thor se gana el respeto y el corazón de los asgardianos y los lectores. No son la gran cosa, pero así son casi siempre estas entregas anuales, algo ligero sin demasiada ambición.MicroReseñas Marvel 005
MicroReseñas Marvel 005
All-New Invaders #015
New Avengers #030
Uncanny Avengers #002
Fantastic Four #642–643
All-New X-Men #038
“The Black Vortex: Chapter 4”
Thor Annual #001