De Gerry Duggan había escuchado buenos comentarios. Que era muy buen guionista, que su labor con Deadpool era divertida y refrescante, incluso que su etapa en Uncanny Avengers resultaba superior a la de su antecesor Rick Remender, uno de mis guionistas favoritos. Mi acercamiento personal con su trabajo era limitado, con su relativamente larga estadía guionizando Nova dos relanzamientos atrás y la genial miniserie “Infinity Gauntlet” junto a Dustin Weaver en el marco de “Secret Wars”. Todo esto sumado al hecho de que trabajaría de cerca con el dinámico Aaron Kuder y que... bueno, que no es Brian Michael Bendis, me llenaba de esperanzas por el futuro de mis queridos Guardians.
Una ligera mejora respecto al primer episodio nos entrega “Knowhere to Run”. Tal vez solo sea yo, pero esta entrega se siente más cohesionada; hay menos enlaces forzados a la película, y a cambio obtenemos más desarrollo de la trama y algunos elementos más sacados de los cómics, lo cual siempre agradeceré. Si el primer episodio se preocupaba de establecer la dinámica de personajes y los paralelismos con la adaptación al séptimo arte para atraer al público novel, en este el tono general fluye de mejor forma.
Adorable historia, con un humor tan simple como simpático. El arte de Brian Kesinger sigue al mismo buen nivel, expresivo y divertido, mientras la historia de Jeff Loveness progresa y toma un dramático giro hacia el cierre.
Un divertido número en el que Andy Lanning, esta vez acompañado del veterano Ron Marz —ya que su eterna sociedad con Dan Abnett se terminó— juega con esos posibles futuros, giros nuevos en personajes clásicos y sorpresas espacio-temporales que tanto disfrutaron utilizando en su etapa en la cabecera del 2008.