No estoy conforme
de Teresa Claramut
Hola! Quería compartir un texto que me encontré escrito por Teresa Claramut, que como podrán haber leído en el título del blog se llama “No estoy conforme”. Publicado originalmente en El Rebelde, Barcelona, 12 de octubre de 1907. Recuperado el 16 de septiembre de 2014 desde viruseditorial. Comparto textual:
Hay quien afirma no ser conveniente en la actualidad propagar el ideal anarquista porque, habiéndose llevado a cabo tantos casos de terrorismo por individuos llamados anarquistas, la general opinión cree ver tras esta propaganda la bomba o el puñal. Otros consideran que los anarquistas están desprestigiados y que las masas no prestarán atención si se les habla en nombre de la Anarquía y opinan por tanto que, unidos a los partidos avanzados (sic), podría laborarse mejor en pro del progreso. Y por último, he encontrado por este mundo una infinidad de anarquistas que lo primero que os dicen es que se propague todo lo radical que se quiera, pero sin nombrar la anarquía, porque así las autoridades concederán más libertad y no pondrán obstáculos a nuestros actos. No puedo estar conforme con ninguno de todos esos seres pusilánimes. El ideal anarquista no puede ser aceptado vergonzosamente; el ideal anarquista sólo pueden sentirlo aquellos corazones rebeldes por temperamento más que por convicción, que hacen de la idea acción y no esperanza que, como el Dios de los párvulos reserva un castigo para el malo y un premio para el bueno. La anarquía es tan grande, tan poderosa, que sus elementos comparten el poder de la Naturaleza. La anarquía, como la Naturaleza, produce extraños fenómenos, extraños por nuestra ignorancia ya que a medida que la ciencia progresa el misterio desaparece. Es menester, pues, que esos miopes que creen que la anarquía es la bomba, estudien las biografías de los diferentes autores de los atentados llamados anarquistas y conocerán que aquellas manos que lanzaron el rayo del grande odio, movíanse a impulsos de un corazón henchido de amor por la humanidad. Los elementos de la Naturaleza producen el rayo que mata, pero no por eso dejamos de llamarla nuestra madre, porque sabemos hoy que el rayo que tronchó la encina purificó el bosque. El hombre, mientras se asustó ante el rayo, fue víctima de su fuerza; pero cuando el hombre se detuvo a estudiar el porqué del rayo, pudo dominarlo atrayéndole para sepultarle. Si todos esos servidores a sueldo, si todos esos explotadores de la candidez del pueblo, si todos esos bandidos de sotana, frac o levita, al oír el estruendo de uno de esos actos se entregaran al estudio de sus causas, verían que lo que en la Naturaleza produce el rayo, produce en la sociedad el rayo de los grandes odios. Las corrientes producen con sus choques la chispa eléctrica, ¿acaso son menos poderosas y menos opuestas las corrientes sociales que las atmosféricas? La holganza y la extenuación por la falta de trabajo, la hartura y el hambre, el lujo y la pobreza, el brutal y soez insulto del que manda y la dignidad de hombre del mandado. Ahora bien; si aquellos que se ceban contra el anarquista que ha esgrimido un arma contra el que consideró ser cabeza de la tiranía, hubiéranse aproximado a estudiar serenamente el porqué del hecho, entonces descubrirían que no existe en aquel ser una dureza de instinto, sino más bien una gran sensibilidad, y que todos los que contribuyen a levantar una barrera entre seres que por naturaleza pertenecen a una misma especie, son los que componen la corriente negativa que produce esos trastornos que no lamento ni apruebo porque son hechos. Ningún partido político ha contribuido a esta obra altamente social, de hacer del mundo una sola patria y de la raza humana una sola familia. Si a Franklin se le reconoció el mérito de haber dominado el rayo, a los anarquistas se nos debe reconocer los únicos que queremos anular los rayos sociales por el choque que produce el desequilibrio imperante, causa y factor de todos los hechos terroristas. Ésta es una verdad que debemos sostener contra todos los que hablen contrariamente. Los que afirman que los anarquistas están desprestigiados y que por ese motivo no será eficaz la propaganda anarquista, carecen de la más pequeña noción de anarquía. Pueden desprestigiarse los políticos que convertidos en jefes prometen a las masas sinceridad, honradez, equidad, valor hasta perder la vida por la república o el trono, pidiéndoles a los pueblos a cambio de sus promesas y sacrificios, el voto, la confianza absoluta, la sumisión. Pueden desprestigiarse los predicadores de todas las religiones que se abrogan la intervención entre el penitente y su Dios, pero ¿cuándo y cómo puede desprestigiarse un anarquista? ¿Hay algún anarquista que haya prometido libertades, derechos ni nada? ¿Hay algún anarquista que haya pedido nada a las masas? No; pues si el anarquista no promete nada, ni cree en el sacrificio porque realiza tan sólo lo que le causa placer y satisfacción, y así lo propaga, diciéndole a las masas que nada esperen de nadie, que cada uno debe obrar con criterio suyo, muy suyo, ¿a qué viene ese cuento de que los anarquistas están desprestigiados? Llévese ese convencimiento a todos los que nos quieran oír y continuemos nuestra obra hasta allí donde nos sintamos satisfechos de nuestra labor, es decir, hasta allí donde llegue nuestra fuerza anarquista. A los que por temor de las autoridades nos acaricie y cohíba la propaganda quieren librarse de la libertad, la de decir lo que sienten y piensen recibiendo con el gesto sublime del vencedor todo lo que viniere, a ésos les digo, que la anarquía es un ideal muy masculino. Retírense en buena hora los eunucos.
¿Quién fue?
Teresa Claramunt Creus (Sabadell, Cataluña; 4 de junio de 1862 – Barcelona, 11 de abril de 1931), conocida también como “la virgen roja barcelonesa”, fue una dirigente anarcosindicalista española y pionera del feminismo obrerista anarquista. Era una trabajadora del ramo textil y fundó un grupo anarquista en Sabadell, influida por Fernando Tarrida del Mármol, con quien participó en la Huelga de las Siete Semanas de 1883, en la que se reivindicaba la jornada de 8 horas.
En octubre de 1884 fue una de las fundadoras de la Sección Varia de Trabajadores Anarco-colectivistas de Sabadell tal y como aparece en el Acta de Constitución firmada el 26 de octubre por las obreras que habían decidido formar parte de la Federación de trabajadores.
En el año 1888, Teresa junto a su marido Antonio Gurri emigraron a Portugal, debido a que no encontraban trabajo y a la violencia que existía en Sabadell por parte de los empresarios, apoyados por el Somatén. Permaneció en Portugal dos años y se sabe que colaboró con los grupos anarquistas del país.
Regresa a España, siendo ya muy conocida por la policía española. Su prestigio era muy importante en amplias capas de la población y muchas veces la policía la detenía con la finalidad de tenerla muy intimidada.
Con Ángeles López de Ayala y Amàlia Domingo impulsó en 1892 la primera sociedad feminista española, la Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona.
Fue detenida después de la explosión de unas bombas en el Liceo de Barcelona en 1893, y de nuevo fue arrestada durante la represión del Proceso de Montjuic (1896), durante el cual fue golpeada brutalmente, lo que le dejó secuelas para el resto de su vida.
A pesar de no ser condenada por ningún delito, después del juicio fue desterrada en Inglaterra hasta el año 1898.
Fundó la revista El Productor (1901) y participó activamente en las reivindicaciones sociales de principios del siglo XX. En 1903 en su escrito La mujer. Consideraciones sobre su estado ante las prerrogativas del hombre, plantea la equiparación salarial entre hombres y mujeres. Considera la educación como culpable del estado de la mujer, apuntando su necesaria autoemancipación.
Colaboró en La Tramontana, en La Revista Blanca y dirigió el diario El Rebelde durante 1907-1908.
En 1902 tomó parte en los mítines en solidaridad con los huelguistas del metal y con los de la huelga general de febrero de 1902.
Fue nuevamente detenida después de los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona en agosto de 1909 y confinada en Zaragoza, donde en 1911 impulsó la adhesión de los sindicatos locales a la CNT y también la huelga general de 1911, lo que le supuso un nuevo encarcelamiento bajo la acusación de “agitadora anarquista”. Durante su encarcelamiento hace aparición una enfermedad que la llevará posteriormente a la muerte por parálisis.
Ya muy enferma, la policía registró su piso tras el atentado contra el cardenal Juan Soldevila y Romero en Zaragoza, obra de Los Solidarios, el 4 de junio de 1923, buscando pruebas que la comprometiesen.
Vivió varios años en Sevilla, donde intentó curarse de su enfermedad, pero Teresa seguía luchando. En 1923, participa en un importante mitin en Sevilla contra la dictadura de Primo de Rivera. En 1924, se traslada nuevamente a Barcelona, pero se encuentra ya muy impedida y se alejó de las actividades públicas. Su casa se convierte en centro de actividad anarquista y es visitada por grandes figuras internacionales como Max Nettlau y Emma Goldman.
La madrugada del 11 de abril de 1931, un día antes de que ciudadanos de toda España acudieran a las urnas para elegir nuevos representantes municipales, falleció Teresa Claramunt. Fue enterrada el mismo 14 de abril, el día de la proclamación de la Segunda República.
Navegando por las redes descubrí un hermoso artículo de la historiadora Laura Vicente Villanueva que publicó en la Revista Arenal sobre la biografía de Teresa Claramunt, dejo el enlace para descargarlo....no te vas a arrepentir!
Teresa Claramunt, memoria y biografía de una heterodoxa de Laura Vicente Villanueva
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