A twist on conjugation exercises
Albert Anker, Das Schulexamen
[Spanish version below]
When I was learning French at the Alliance Française our teacher gave us a test at the beginning of each class. He would write down on the blackboard five verbs that we had to conjugate in different tenses. Then he would go to each of our desks to grade: if there was just one incorrect letter, the whole verb would receive a cross mark. I don't know if this exercise really helped me improve my conjugations or just made me realize how bad they were at the time. However, when my students asked me for exercises with tenses, I would resort to that same test; until I decided to make a slight modification.
As a firm believer in the benefits of basing learning on comprehension, I decided to design a similar exercise where the point was not for the student to perfectly produce each of the tenses, but simply to recognize them. What I did was to write (and pronounce) a conjugated verb, e.g. “yo jugaba”, and the student had to tell me in which tense it was, e.g. “pretérito imperfecto”. Thus, the effort was not in producing, but in detecting. Depending on the pace of each student, we would periodically review a new tense, explain the use or function, place it on the general map of the tenses, and then look at the conjugation endings. Once this was done, we could add that verb tense to our “pool.” I was confident that little by little, if the student could detect, i.e., understand the tenses, he would also begin to produce them (spontaneously).
The fact that the student did not have to master each tense before moving on to the next allowed us to go faster and add more tenses to his (passive) repertoire, which would be more useful to him in comprehension activities such as reading and listening. Thus, in the time that a traditional course would devote to a single tense, we would have reviewed approximately four. It is true that the student did not master them and his/her production was precarious (or non-existent). The magic happened when reading: I remember with great joy an occasion when I was reading with my student Abby (my first guinea pig with this method), a few days earlier we had reviewed the pretérito imperfecto, and after the first paragraph she exclaimed “Oh, there it is, the imperfecto!”
One of the differences between a grammar-based learning method, such as that of a traditional textbook, and the natural approach, is that in the former the knowledge advances, as if it were a graph, in a vertical but individual, discrete sense, spending a long time on each topic (each bar of the graph) before showing the next one, so that long territories of the language remain unknown for quite a while. In the second, on the contrary, one begins to learn practically everything at the same time and the general level increases slowly but evenly (all the bars of the graph at the same time).
In the same spirit, the conjugation exercise I showed is not focused on mastering a single tense as soon as possible, but on being able to review all the verb tenses as soon as possible, so as to accelerate the student's ability to understand texts and audio. I think of the conjugation comprehension exercise (and grammar in general) as an enzyme that helps the student to digest text and audio faster, a way to become familiar with many tenses as quickly as possible and thus facilitate comprehension.
Of course, proponents of input theory would tell me that there is already a problem with asking the learner to relate certain endings to the name of the tenses, that this is already too much grammar. José Ruiz Campillo said in a conference that the role of grammar was to provide qualified knowledge and to speed up the process. One of my few reticences with Krashen and company is that I believe in what the great Ruiz Campillo said: well used, in an auxiliary and non-protagonistic place, grammar helps us to digest faster the piles of texts and audios where learning resides.
Un giro en los ejercicios de conjugación
[Please note that the Spanish and English versions are not an exact match]
Cuando estaba aprendiendo francés en la Alianza Francesa nuestro profesor nos hacía un examen al inicio de cada clase. Anotaba en el pizarrón cinco verbos que debíamos conjugar en distintos tiempos. Después iba a cada uno de nuestros escritorios a calificar: bastaba que hubiera una letra incorrecta para que todo el verbo recibiera una tacha. No sé si este ejercicio me ayudó realmente a mejorar mis conjugaciones o solo me hizo darme cuenta de lo mal que estaban en ese momento. Sin embargo, cuando mis estudiantes me pedían ejercicios con tiempos verbales, recurría a ese mismo examen; hasta que decidí hacer una pequeña modificación.
Como un creyente firme en los beneficios de basar el aprendizaje en la comprensión, decidí diseñar un ejercicio similar pero en que el punto no fuera que el estudiante produjera, de manera perfecta, cada uno de los tiempos verbales sino, simplemente, que pudiera reconocerlos. Lo que hacía era escribir yo (y pronunciar) un verbo conjugado, por ejemplo “yo jugaba”, y el estudiante tenía que decirme en qué tiempo verbal estaba, ej. “pretérito imperfecto”. De ese modo, el esfuerzo no estaba en producir, sino en detectar. Dependiendo del ritmo de cada estudiante, periódicamente revisábamos un tiempo verbal nuevo, le explicaba el uso o función, lo ubicábamos en el mapa general de los tiempos, y luego le mostraba las terminaciones de la conjugación. Una vez hecho esto, podíamos añadir ese tiempo verbal a nuestro “pool”. Tenía confianza en que poco a poco, si el estudiante podía detectar, es decir, comprender los tiempos verbales, también empezaría a producirlos (de manera espontánea).
El hecho de que el estudiante no tuviera que dominar cada tiempo verbal antes de pasar al siguiente nos permitía ir más rápido y añadir más tiempos a su repertorio (pasivo), lo que le sería más útil en actividades de comprensión como leer y escuchar. Así, en el tiempo que en un curso tradicional se le dedicaría a un solo tiempo verbal, nosotros habíamos revisado aproximadamente cuatro. Es verdad que el estudiante no los dominaba y su producción era precaria (o inexistente). La magia ocurría al momento de leer: recuerdo con mucha alegría una ocasión en que leía con mi estudiante Abby (mi primer conejillo de indias con este método), unos días antes habíamos revisado el pretérito imperfecto, y tras el primer párrafo ella exclamó “Oh, there it is, the imperfecto!”
Una de las diferencias entre un método de aprendizaje basado en la gramática, como el de un libro de texto tradicional, y el natural approach, es que en el primero el conocimiento avanza, como si fuera una gráfica, en un sentido vertical pero individual, discreto, pasando mucho tiempo en cada tema (cada barra de la gráfica) antes de mostrar el siguiente, de modo que largos territorios de la lengua permanecen ignotos por un buen tiempo. En el segundo, por el contrario, se empieza a aprender practicamente todo al mismo tiempo y el nivel general va aumentando lentamente pero de manera pareja (todas las barras de la gráfica al mismo tiempo).
En ese mismo sentido, el ejercicio de conjugación que mostré no se enfoca en obtener el dominio de un solo tiempo verbal lo más pronto posible, sino en poder dar un repaso a todos los tiempos verbales lo más pronto posible, de modo que se acelere la capacidad del estudiante para comprender textos y audio. Pienso en el ejercicio de comprensión de conjugaciones (y en la gramática en general) como una enzima que le ayuda al estudiante a digerir de modo más rápido texto y audio, una manera de familiarizarse con muchos tiempos verbales cuanto antes y así facilitar la comprensión.
Por supuesto, partidarios de la teoría del input me dirían que ya hay un problema con pedir del estudiante que relacione ciertas terminaciones con el nombre de los tiempos verbales, que esa ya es demasiada gramática. José Ruiz Campillo dijo en una conferencia que el papel de la gramática era otorgar un conocimiento cualificado y acelerar el proceso. Una de mis pocas reticencias con Krashen y compañía es que creo en lo que el gran Ruiz Campijo dijo: bien usada, en un lugar auxiliar y no protagónico, la gramática nos ayuda a digerir más rápido los montones de textos y audios en donde reside el aprendizaje.
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