Learning a language by reading novels pt.2
Carl Spitzweg, Der arme Poet
[Spanish version below]
I really believe that you can learn a language by reading fiction. But there are a few things to consider when choosing which book to read.
Level. According to Stephen Krashen, what we need to find in our content are things that at the same time are not so easy that there is no improvement, but also not so difficult that it is impossible to make progress. Reading Hegel in German when you are a beginner doesn’t seem like a good idea. The best choice is a difficulty that is really challenging but allows you to have a steady flow. It’s something you can adjust yourself, i.e., if you have to stop to use the dictionary or translator at every sentence, maybe you’re reading something too advanced. But if you can follow the story or the general sense of the text, and you only need to stop once in a while, you’re all right. If, on the other hand, you can devour an entire page in thirty seconds, it’s time to find something more demanding. Luckily, it seems to me that this level adjustment can be understood according to the same stages that natives go through: books for babies –> for children –> for teenagers –> for young adults –> commercial literature –> classic literature –> experimental literature.
Vocabulary relevance. In general, literature is a very varied source of vocabulary. Unlike philosophy or history, fiction can touch on words that belong to very different spheres of usage (casual, formal, intimate, specialized, etc). However, caution must sometimes be taken with the antiquity of the book (the vocabulary in a text from the 16th century will probably not be the most appropriate for holding a conversation in a bar) or with the genres. The latter is the problem with reading something like Harry Potter — a common resource in language learning — which is going to give you a lot of made-up or magic terms that aren’t really going to be useful in other contexts. Having said that, it’s important to read for pleasure, and it’s equally important to learn a language for pleasure, so frankly I don’t see a problem with learning magic words if that’s what makes you happy.
Dictionary or fluent reading. There is a debate about reading methods. Proponents of the Natural Approach tend to recommend that you read without using a dictionary, much less a translator. Let reading be an experience similar to how a child learns: by context, by relationship, by deciphering, by guessing. I believe there are advantages and disadvantages to both methods. For me, as a hardcore reader, there’s really no problem in using the dictionary to be sure I know exactly what a word means, what the meaning of the sentence is; it makes me feel more confident and enjoy the language more. But I also think this can stop the flow of reading a lot, and that for more casual readers, or with books where style or form doesn’t matter as much, maybe it makes sense to prioritize how many words you interact with in the least amount of time (something like a seconds/word ratio) rather than trying to fish out the precise meaning of each word (as long as you can follow the story or the overall sense). It’s up to you. You can try and see what works best. Remember that pleasure is one of the best compasses in language learning.
[Please note that the Spanish and English versions are not an exact match]
Aprender un idioma leyendo novelas, parte 2
Realmente creo que se puede aprender un idioma leyendo ficción. Pero se deben considerar algunas cosas al momento de elegir qué libro leer.
El nivel. Según Stephen Krashen, lo que tenemos que encontrar en nuestro contenido son cosas que al mismo tiempo no sean tan fáciles como para que no haya ningún progreso, pero tampoco tan difíciles como para que sea imposible avanzar. Leer a Hegel en alemán cuando eres un principiante no parece una buena idea. Lo mejor es una dificultad que realmente sea un reto pero que permita tener un flujo constante. Es algo que tú mismo puedes ajustar, es decir, si tienes que detenerte a usar el diccionario o el traductor en cada frase, quizás estás leyendo algo muy avanzado. Pero si puedes seguir la historia o el sentido general del texto, y sólo necesitas detenerte de vez en cuando, todo va bien. Si, por el otro lado, puedes devorar una página entera en treinta segundos, es tiempo de buscarte algo más desafiante. Por suerte, me parece que este ajuste del nivel puede entenderse según las mismas etapas que recorren los nativos: libros para bebés –> para niños –> para adolescentes –> para jóvenes –> literatura comercial –> literatura clásica –> literatura experimental.
La relevancia del vocabulario. En general, la literatura es una fuente muy variada de vocabulario. Al contrario de la filosofía o la historia, la ficción puede tocar palabras que pertenecen a muy distintas esferas de uso (casual, formal, íntimo, especializado, etc). Sin embargo, se debe tener cuidado a veces con la antigüedad del libro (el vocabulario de un texto del siglo XVI probablemente no será el más adecuado para sostener una conversación en un bar) o con los géneros. Esto último es el problema de leer algo como Harry Potter -recurso usual en el aprendizaje de lenguas-, que te va a dar muchos términos inventados o de magia que no van a ser realmente útiles fuera de allí. Habiendo dicho esto, es importante leer por placer, y es igualmente importante aprender un idioma por placer, así que francamente no veo problema con aprender palabras mágicas si eso es lo que te hace feliz.
Diccionario o lectura fluida. Hay un debate sobre los métodos de lectura. Los partidarios del Natural Approach suelen recomendar que leas sin utilizar el diccionario, mucho menos el traductor. Que la lectura sea una experiencia similar a como un niño aprende a leer: por contexto, por relación, por desciframiento, por adivinanza. Yo creo que hay ventajas y desventajas en ambos métodos. Para mí, como lector empedernido, no hay realmente un problema en usar el diccionario para estar seguro de que sé exactamente qué quiere decir una palabra, cuál es el sentido de la frase; me hace sentir más confiado y disfrutar más de la lengua. Pero también creo que esto puede detener mucho el flujo de la lectura y que para lectores más casuales, o con libros en los que el estilo o la forma no importan tanto quizá tenga sentido priorizar la cantidad de palabras con las que interactúas en la menor cantidad de tiempo (algo así como un ratio segundos/palabras) en vez de tratar de pescar el significado preciso de cada palabra (siempre y cuando puedas seguir la historia o el sentido general). Depende de ti. Puedes probar y ver qué te funciona mejor. Recuerda que el placer es una de las mejores brújulas en el aprendizaje de idiomas.
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