The role of the unconscious (in language learning)
Remedios Varo, Nacer de nuevo
[Spanish version below]
One of the foundations of input theory is the distinction between learning and acquisition. The former has to do with memorizing grammatical rules, use and endings of verb tenses, etc., and the latter with an internalization, a “becoming one” with the language, the Sprachgefühl of German, in which we can produce sentences even while ignoring the rules of grammar that explain them. I think it is possible to relate this distinction, at the risk of pop psychology, to that of the conscious and the unconscious. When we are studying grammar, doing exercises, flashcards, etc., there is a very rational part at play, very “luminous”, very volitional. When we are just exposing ourselves to language, letting it come to us, and trusting that from there will come production as a consequence, there is a belief in the productive capacity of our unconscious part.
Your brain is a very rare and mysterious thing, and it can surprise you if you give it a chance. One of the loveliest moments in language study is when you produce a sentence or word and you don't know where it came from, it wasn't on your vocabulary list, on your flashcards, on the gap-fill you did that day... it came, it seems, from nowhere. It's as if it came from the dark tides of the mind, where we are not actually present. Like in the fairy tale, you open your mouth and a jewel comes out of it.
The logic of comprehensible input is that when you get in touch with the target language, in a “passive” way, just receiving the language, behind your consciousness a process starts to occur that is hidden from you but is actually very active, your brain is ordering the language without “you”, the conscious part of you, being involved. It is as if you have a secret, silent employee doing that for you, and one fine day, all of a sudden, you can claim the fruits of his labor.
Of course there is a place for willpower, discipline, the “rational”, but it seems to me that it is limited to committing yourself to the study, deciding on a schedule, a routine, having the discipline to do something every day, paying attention, being focused, looking for the materials. Where I don't think conscience or rationality plays a major role is in deciding on language proficiency. I see students struggling, at the moment of speaking, as if, by sheer will, by force, they want to call words and structures into their mouths that they have not yet assimilated, or forcing the sentences they are capable of making into the mold of the grammatical rule they have just learned but cannot yet reproduce spontaneously. The result is stumbling and arduous communication.
I believe it is because of these difficulties that proponents of input theory recommend not studying grammar. I have seen it several times: students who have spent a lot of time learning the rules of the language exert a certain violence on their own production, correcting themselves at every step, getting frustrated. A policeman, hired by themselves, hinders communication. They have a high grammatical knowledge but, in reality, an acquisition of an earlier level and which is under constant attack. The question remains as to where they would be if all that time and effort poured into grammar had been spent reading and listening, if they could let their production, at whatever point it is, flow spontaneously, easily, without surveillance and punishment (Foucauldian wink).
In my own practice I am not so radical about banning grammar. I consider that a five-minute explanation can speed up the subject, resolve a certain doubt, and allow to move on to something else (like taking out a map during a hike). But I have seen the negative effects in students who have put too much emphasis on the “rational” part, too many flashcards, too many memorized rules, too many practiced conjugations. And I see them call on that same rational part when producing, but it cannot come to their aid because it is pure force, will without content. It is not to it that we must call in the production, but to what is really acquired, which resides in the depths and decides to come to us, easily, without effort.
[Please note that the Spanish and English versions are not an exact match]
El papel del inconsciente (en el aprendizaje de lenguas)
Uno de los fundamentos de la teoría del input es la distinción entre aprendizaje (learning) y la adquisición. El primero tiene que ver con memorizar reglas gramaticales, uso y terminaciones de tiempos verbales, etc., y el segundo con una interiorización, un “hacerse uno” con el lenguaje, el Sprachgefühl del alemán, en que podemos producir oraciones incluso ignorando las normas que las explican. Creo que es posible relacionar esta distinción, con el riesgo de hacer psicología pop, con aquélla del consciente y el inconsciente. Cuando estamos estudiando gramática, haciendo ejercicios, flashcards, etc., hay una parte muy racional en juego, muy “luminosa”, de mucha voluntad. Cuando sólo estamos exponiéndonos al lenguaje, dejándolo venir hacia nosotros, y confiando en que de allí vendrá la producción como una consecuencia, hay una creencia en la capacidad productiva de nuestra parte inconsciente.
Tu cerebro es una cosa muy rara y misteriosa, y puede sorprenderte si le das la oportunidad. Uno de los momentos más lindos en el estudio de lenguas es cuando produces una oración o palabra y no sabes de dónde salió, no estaba en tu lista de vocabulario, en tus flashcards, en el gap-fill que hiciste ese día... vino, parece, de ningún lado. Es como si viniera de las mareas oscuras de la mente, donde no estamos presentes en realidad. Como en el cuento de hadas, abres la boca y una joya sale de ella.
La lógica del input comprensible es que al ponerte en contacto con el idioma objetivo, en una manera “pasiva”, sólo recibiendo el lenguaje, detrás de tu consciencia empieza a ocurrir un proceso que te está oculto pero que es en verdad muy activo, tu cerebro está ordenando el lenguaje sin que “tú”, la parte consciente de ti, esté involucrada. Es como si tuvieras a un empleado secreto y mudo que hace eso por ti, y un buen día, de repente, puedes reclamar los frutos de su trabajo.
Por supuesto que hay un lugar para la fuerza de voluntad, la disciplina, lo “racional”, pero me parece que se limita a comprometerte con el estudio, decidir un horario, una rutina, tener la disciplina de hacer algo cada día, poner atención, estar concentrado, buscar los materiales. Donde no creo que la consciencia o la racionalidad tengan un papel preponderante es en decidir el dominio del idioma. Veo a alumnos luchar, al momento de hablar, como si por mera voluntad, a la fuerza, quisieran llamar a su boca palabras y estructuras que todavía no tienen asimiladas, u obligando a las frases que sí son capaces de realizar a entrar en el molde de la regla gramática que acaban de aprender pero todavía no pueden reproducir de manera espontánea. El resultado es una comunicación tropezada y ardua.
Creo que es debido a estas dificultades que los defensores de la teoría del input recomiendan no estudiar gramática. Lo he visto varias veces: estudiantes que han dedicado mucho tiempo a aprender las normas del idioma ejercen una cierta violencia sobre su propia producción, corrigiéndose a cada paso, frustrándose. Un policía, contratado por ellos mismos, obstaculiza la comunicación. Tienen un conocimiento gramatical alto pero, en realidad, una adquisición de un nivel anterior y que está bajo constante ataque. Queda la pregunta por dónde estarían si todo ese tiempo y esfuerzo vertido en la gramática lo hubieran pasado leyendo y escuchando, si pudieran dejar a su producción, en el punto en el que esté, fluir de manera espontánea, fácil, sin vigilarla y castigarla (guiño foucaultiano).
En mi propia práctica no soy tan radical respecto de prohibir la gramática. Considero que una explicación de cinco minutos puede acelerar el asunto, resolver cierta duda, y permitir pasar a otra cosa (como sacar un mapa durante una excursión). Pero sí he podido ver los efectos negativos en estudiantes que han puesto demasiado énfasis en su parte “racional”, demasiadas flashcards, demasiadas reglas memorizadas, demasiadas conjugaciones practicadas. Y los veo llamar a esa misma parte racional al momento de producir, pero no puede venir en su auxilio pues es pura fuerza, voluntad sin contenido. No es a ella a quien debemos llamar en la producción, sino a lo realmente adquirido, que reside en las profundidades y decide venir a nosotros, fácil, sin esfuerzo.
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