Rick Remender comienza con un puñetazo en la cara al lector en All-New Captain America, insertándonos directamente en la acción. Captain Falcon se infiltra en una base Hydra junto a su mascota compañera Redwing, a quien se les une su pseudo-sidekick Nomad — el rebelde Ian Rogers, hijo adoptivo del Steve Rogers jubilado — , infiltrado entre filas enemigas.
La tensión entre Sam Wilson e Ian es bastante interesante, donde Sam aún debe ganarse el respeto de un joven pero experimentado Ian, quien lo considera algo ingenuo; por su parte, Sam no confía completamente en los métodos de su compañero, más extremos de lo que están acostumbrados Steve y él, culpa de los años que pasó el hijo de Arnim Zola en la extrema Dimension Z.
La aparición de Batroc y el duelo con los héroes es bastante entretenida, siendo un villano carismático y con un innegable encanto. Y hablando de villanos, el tremendo cliffhanger de cierre nos augura lo que se viene en los números posteriores, donde Remender ya adelantó que veremos un desfile de supervillanos clásicos con influencias de la etapa del gran Mark Gruenwald.
En el apartado artístico, Stuart Immonen demuestra una vez más su impresionante, impactante, increíble profesionalidad. Por más que me esfuerce, no le encuentro pegas a su trabajo, es simplemente perfecto. Súmenle las tintas de Wade Von Grawbadger y los colores de Marte García, y tenemos un número redondo por donde se mire.
Excelente arranque de la nueva etapa en la etapa de Remender.
Esta entrega trajo consigo una interesante polémica.
Resumiendo brevemente el número, una Batgirl impostora se fotografía con el artista local Dagger Type, revolucionando al público de Burnside; más tarde, dicha impostora se enfrenta a la verdadera Batgirl y ésta, al quitarle la capucha — y peluca — descubre que la impostora es Dagger Type. Al darse cuenta dice “Dagger Type? Pero tú eres — “, dejando la frase a medias al esquivar una bala. Para aclarar: Dagger Type, hombre, se traviste de Batgirl.
La polémica surge cuando la comunidad travesti se siente ofendida por el retrato de Dagger Type, al utilizar su travestismo como una característica más del supuesto desequilibrio psicológico del personaje y su “desviada maldad”. Esto, sumado a la impresionada reacción de Barbara, generó fuertes críticas contra el número, el equipo creativo y DC Comics. El problema es mayor cuando tenemos en consideración que Barbara tiene una amiga travesti, Alysia Yeoh — quien incluso aparece brevemente en este número — , personaje creado por Gail Simone y quien hasta ahora ha tenido una mínima presencia en esta nueva etapa.
Si bien cuando leí el número no percibí la ofensa, poniéndome en el lugar de una comunidad permanentemente discriminada y de la cual existen mayormente representaciones negativas — Bufallo Bill en Silence of the Lamb, Leatherface en Texas Chainsaw Massacre, etc. — utilizados siempre para representar una psique dañada o como mero elemento humorístico, es fácil entender el enojo. Cuando uno no pertenece a una minoría se hace difícil entenderlo, pero una representación positiva en los medios significa mucho para ellos, sobre todo cuando hay personajes con los que pueden sentirse identificados.
Quisiera aclarar que este es un asunto es serio, no es para descartar como algo menor, mucho menos ofenderse porque el equipo se haya disculpado; créanlo o no, mucha gente lo hizo… gringos. No es una queja desproporcionada, no es exageración de una pequeñez, no es un asunto sin importancia. Confío que nuestros lectores sepan apreciar la situación con la altura de miras que merece.
La nota positiva, por suerte, la pusieron los mismos creadores. Cameron Stewart, Brenden Fletcher y Babs Tarr publicaron una breve disculpa a través de Twitter a todos sus lectores. No fue una disculpa a medias, justificándose ni intentando minimizar el tema; fue una disculpa honesta, reconociendo el error y prometiendo que harían un mejor trabajo la próxima vez. Un ejemplo de cómo enfrentar este tipo de asuntos — te estoy mirando a ti, Milo Manara — .
Respecto al número en sí, continúa el misterio del proveedor en las sombras que financia villanos para enfrentar a Batgirl. El giro final muestra a Babs asumiendo finalmente una necesaria presencia online. “Si Batgirl va a estar en todas las pantallas de Burnside, es importante que vean mi verdadero yo. Y así es como yo decido ser vista.”
El arte sigue siendo sólido, compenetrándose muy bien el estilo de Babs Tarr con los colores de Maris Wicks. En cuanto al guion, sin contar el tema de representación travesti, sigue su muy buen nivel, utilizando ingeniosos recursos como el lenguaje de señas para construir un guion inteligente que refleje las aptitudes detectivescas de Babs.
Esperemos que la polémica sea un mero bache que sepan superar y reencanten al público de buena forma.
Esta entrega cierra el último arco donde Brian Michael Bendis presenta a dos nuevos Guardianes originarios de la Tierra, Captain Marvel a.k.a. Carol Danvers y Agent Venom a.k.a. Flash Thompson; con este arco también estuvo haciendo tiempo — una vez más, pareciera que es todo lo que hace — a la espera de los correspondientes tie-ins con “Original Sin”, en una cabecera donde se nota demasiado no sabe qué hacer con los personajes.
Debo reconocer que la premisa era buena: los miembros del equipo terminan separados, cautivos por los distintos imperios cósmicos con los que se han cruzado en el pasado y con sus vidas bajo escrutinio público televisado por toda la galaxia. Lamentablemente, el notable desconocimiento de los personajes y su historia pasada le pasa la cuenta a Bendis, con extraños diálogos y enemistades sin explicación, desperdiciando por completo lo que pudo ser una gran historia en manos de otro guionista.
El excelente arte de Nick Bradshaw es extrañamente desaprovechado aquí, donde además debió ser asistido por un artista extra — que más encima cambió en cada número — para cumplir con los plazos, restando consistencia visual al cómic.
Debo aclarar que soy mega-fan de la etapa de Abnett y Lanning y odio la actual etapa de Bendis, así que mi opinión es 100% sesgada pero igual tengo razón. Ahora se vienen, por fin y después de 3 largos años, las explicaciones de qué pasó en el Cancerverse y por qué Star-Lord, Drax y Thanos están de vuelta y Nova a.k.a. Richard Rider no y en cambio tenemos al pendejo fome ese.
Nota al margen: odio los insultos extraterrestres inventados por Bendis, ¡son tan malos!
James Robinson, igual que Roy Thomas en su tiempo, es un nerd de temer. Fanático de la continuidad, se esmera en conectar historias, rellenar los huecos, rescatar personajes olvidados, revelar información perdida entre viñetas… Es porno para los fanáticos de la continuidad, no deja piedra sin dar vuelta, no hay referencia que se le escape.
Cuando Robinson dejó Earth-2 (y DC Comics) para irse a Marvel, un proyecto como All-New Invaders le venía como anillo al dedo. Y es que no podía ser de otra forma, era el lugar perfecto para rescatar todos esos conceptos de la Marvel primigenia de los años cuarenta que se han ido perdiendo a un costado de la constante avalancha de series y creciente continuidad actual. Y Robinson, en ese sentido, no decepciona. En serio, he tenido que ir a la Marvel Wikia varias veces para no perderme del todo… sí, no es necesario, pero yo soy otro nerd de temer. Guilty as charged.
Como sea. Más allá de la continuidad, el inicio de la serie es… lento. No es malo, para nada, pero tampoco es especialmente bueno. No destaca demasiado, ni siquiera en el arte, que el impresionante Steve Pugh de Animal Man se pierde en una narrativa mucho más “normal”, con personajes que me recuerdan a los de Ed McGuinness por lo anchos que se ven. Están involucrados los Kree, la Supreme Intelligence, un personaje nuevo similar a Ronan pero femenino, la Vision de los 40 (no, no tenía idea que existía), incluso los Eternals… y aún así no emociona todo lo que debería.
De todas formas sigo leyendo la serie, creo que tiene mucho potencial por esforzarse en rescatar ideas olvidadas y darles un nuevo aire. A Robinson le funcionó de forma brillante en Starman, así que perfectamente podría dar una nueva sorpresa aquí. Veremos.
Jason Latour nos entrega un relato de transición entre “hombres en el muro”. De Stafford a Woodrow McCord; de McCord a Nick Fury; y como vimos en “Original Sin”, de Fury a Bucky Barnes. Howard “Piérdete Una” Stark está presente, supongo que para hacer aún más indispensable a este personaje de lo que ya era para los cimientos del Universo Marvel actual. La misión en el espacio y la lucha contra extraterrestres en general me recordó mucho a Fear Agent; de hecho, me pregunto por qué no le pidieron a Rick Remender que guionizara esto, hubiera sido la elección perfecta.
La verdad no hay mucho que decir. No es un mal relato, aunque faltó pulir un poco más la idea y el ritmo. El arte de Enis Cisic se siente poco acabado, tal vez con un poco más de cuidado hubiera salido algo mejor, pero tampoco es para morirse. De cualquier forma, lo disfruté lo suficiente como para querer leer algo más de McCord de ser posible.
Jonathan Hickman no deja nada al azar. Si algo ha demostrado con sus trabajos es que planifica cada paso con precisión milimétrica. Después de 38 números en que la trama inicial de las Origin Bombs que envió Ex Nihilo de Marte a la Tierra fuera dejada en pausa, Hickman la retoma de la mano de Roberto da Costa a.k.a. Sunspot, líder de unos New Avengers surgidos durante estos últimos 8 meses que se mantienen en misterio.
Este número es principalmente expositivo, poniéndonos al tanto de la situación en que estamos, con las distintas facciones de Avengers moviendo sus fichas y Bobby intentando conciliar cada bando en un objetivo común. Es admirable que Hickman permita que Sunspot, eterno secundario en los X-Men — destino habitual en los superhéroes juveniles — , pueda volverse un líder en los Avengers, con veteranos como Odinson — Thor sin martillo, curioso “cambio de nombre” — , Black Widow y Spider-Woman bajo su mando.
Stefano Caselli como siempre cumple de forma notable, con unos personajes reconocibles y muy expresivos. Quizás su composición de página es innecesariamente “compleja”, pero al final no resta ni distrae. Frank Martin sigue con su coloreado habitual, que no me emociona pero tiene un marcado estilo personal que no desentona.
Citándome de los adelantos en la Guía Marvel Cósmica Moderna: “Guardians of the Galaxy #014 fue un número aniversario, celebrando los 100 números en total de la serie […]. Aquí […] se narró un nuevo comienzo de los Guardians of the Galaxy originales, los del futuro: Vance Astro, Martinex, Charlie-27, Starhawk y Yondu forman el equipo del año 3.014, luchando por liberar a la galaxia de la opresión Badoon y una amenaza mayor. A raíz de estas 10 páginas, escritas por el veterano cósmico Dan Abnett, nace el spin-off Guardians 3000.”
Guardians 3000 debuta sumergiéndonos en la acción desde la primera página. Esta es una de esas historias recursivas, donde los hechos se repiten una y otra vez, con anomalías temporales de por medio. En este caso la anomalía tiene nombre y apellido: Geena Drake, sobreviviente humana, rescatada por nuestros héroes en GotG #014 y según Starkhawk — “El/La Que Sabe”, “The One Who Knows”, además cambia de sexo constantemente, igual que en versiones anteriores — , pieza clave para frenar el debacle temporal.
Estos personajes puede que ya los conozcan, bien porque leyeron sus historias originales de los setenta y ochenta, de la mano de Steve Gerber y compañía; bien por la serie de Jim Valentino en los noventa; bien por la famosa serie de Abnett y Lanning, donde diversos miembros eran parte importante de la trama; o bien conocen a Yondu de la reciente película superventas. El principal problema de este cómic es que presenta a sus protagonistas de forma muy superficial: entendemos que son héroes luchando contra una fuerza opresora mucho más fuerte y con más recursos que ellos, pero no conocemos sus motivaciones para mantener su lucha, más allá de “ser héroes”. Conociendo la labor de Abnett le doy el beneficio de unos cuantos números para presentarnos a sus personajes con mayor profundidad, pero por ahora quedan en un primer acercamiento superficial.
Por otro lado, Gerardo Sandoval nos trae un arte enérgico, con dientes apretados y músculos tensos dignos de los noventa, pero con el beneficio de la perspectiva que nos da el paso del tiempo. No es el mejor dibujante que encontrarán, pero tampoco es un desastre, el hombre cumple en su labor.
Por último, quería mencionar la cantidad de guiños que presenta este cómic, desde el legado de Star-Lord hasta la nave que utilizan los Guardianes, llamada The Captain America. Abnett y Lanning en su anterior etapa fueron generosos con los guiños a cada personaje e historia que podían, y aquí Abnett en solitario no decepciona.
Y la queja innecesaria del día: todos en su uniforme tienen una estrella con la bandera gringa… ugh.
Después de una entretenida macrosaga de 14 números, entramos a terreno tie-in… con un inevitable bajón de calidad.
Si bien se nota que el tono grandilocuente no le resulta tan natural a Nick Spencer como a su compañero Jonathan Hickman, el guionista había logrado hilvanar una historia consistente en ritmo y calidad que le permitió explorar el planeta, desarrollando nuevos personajes y súper-equipos, recordando como pocas veces que EE.UU. no es el único país de la Tierra y deberían existir MUCHOS más superhéroes alrededor del mundo.
Todo esto queda atrás cuando entramos en terreno “AXIS”. Apoyado por el cada vez más presente Frank Barbiere, Spencer nos muestra que Doctor Doom fue uno de los villanos “invertidos” durante el incidente de Genosha, por lo que ahora es bueno y busca redención. Ayudado de su “sobrina” Valeria Richards y el Agente Coulson a través de S.H.I.E.L.D., reclutan un nuevo equipo para hacer frente a la inevitable venganza de una villanizadaScarlet Witch. Y eso es todo. Típico número de reclutamiento, sin sorpresas… Eso sí, con un impecable Marco Checchetto. Te extrañamos, The Punisher de Greg Rucka y Checchetto.
PD: Desafortunada portada de Kalman Andrasofszky, no le hace justicia al arte de Checchetto.
Un débil debut nos ofrece Angela: Asgard’s Assassin. Aunque el arte — Phil Jiménez en la historia central y Stephanie Hans en los flashback — es sólido durante todo el número, el guin de Kieron Gillen no logra terminar de interesar al lector.
Angela está huyendo de algo, mientras carga en brazos un bebé; se encuentra con su mejor amiga ángel, quien le cuenta a un extraño del pueblo una anécdota que vivió con ella, permitiéndonos entender así el código de conducta por el cual se rigen los ángeles en general y Angela en particular. Precio y pago. Las ángeles nunca hacen nada gratis, siempre hay un precio que pagar, un balance que mantener. Este pseudo-flashback está co-guionizado por Marguerite Bennett.
El problema es que uno no logra enganchar con Angela, se siente muy distante. Incluso la narración es en tercera persona. Nos hablan de ella como una persona lejana, alguien de quien sabemos muy poco, a pesar de ser la protagonista. El cliffhanger es interesante, pero no sé si viene de lo ocurrido en Thor & Loki: The Tenth Realm — miniserie spin-off de “Original Sin” — o comienza con este número.
El arte de Batgirl #036 es encantador. Babs Tarr ha hecho suya la serie desde el comienzo, con un trabajo sólido y consistente en cada página, brindando a Barbara Gordon de una frescura y jovialidad más que bienvenida tras la oscuridad infinita de Gail Simone.
Cameron Stewart y Brenden Fletcher se muestran más sólidos en este guion, profundizando en las relaciones de Babs con los nuevos personajes y continuando el misterio de un proveedor en las sombras, financiando pintorezcos villanos para que acaben con Batgirl. El uso de la memoria eidética de Babs para ahondar en su infancia y la relación con su padre Jim es un acierto del guion que permite a nuestra protagonista sacarse de encima al dúo de motociclistas asesinas.
También hay que destacar el uso de los colores, tanto en la hermosa —y llamativa— portada de Stewart como en los interiores. Maris Wicks se luce en las escenas con las motociclistas, pero donde más brilla su trabajo es en los mencionados flashback, potenciando el trabajo de Tarr de forma notable.
Poco a poco el nuevo equipo creativo se consolida, entregando una propuesta novedosa dentro del panorama muchas veces monótono en DC Comics.