Guardians of Infinity #001 es un debut algo tibio. Tenemos a Rocket Raccoon, Groot y Drax explorando una misteriosa estructura que se materializó de la nada en nuestro universo, topándose con los Guardians of the Galaxy del año 3016 — desde ahora Guardians 3000, para ahorrarnos confusiones — y más tarde con los nuevos Guardians of the Galaxy del año 1016 — desde ahora Guardians 1000 para ídem — . Y antes que alguien se queje del spoiler, ¡aparecen en la portada!
El problema es que todo esto ocurre muy rápido, sin darle tiempo al lector para poder conectar con lo que le ocurre a los personajes, sumergiéndonos de lleno a la acción con la mínima explicación. No es de sorprender, Dan Abnett utilizó la misma estrategia en Guardians 3000, y al menos en esa ocasión la jugada funcionó muy bien; esperemos que aquí también sepa utilizar los tiempos narrativos.
La historia de complemento por parte de Jason Latour le da un vistazo al estado de Ben Grimm en su actual estadía en el espacio junto a los Guardians, a través de un curioso planeta donde son fanáticos de la lucha libre y conocen a nuestro héroe de ojos azules por su breve participación en dicho espectáculo. Mientras Rocket intenta reparar la nave que los dejó varados en este lugar, Ben debe enfrentarse a una serie de adversarios para conseguir los repuestos necesarios, mientras analiza su vida actual…
En el arte tenemos a Carlo Barberi, a quien debo reconocer que no conocía pero me dejó conforme. Es una curiosa mezcla de Gerardo Sandoval — quien comenzó Guardians 3000 — y Jim Cheung, quien ilustra la historia de complemento. Ambos hacen un buen trabajo, aunque considerando el excelente nivel que suele mostrar Cheung quedé algo decepcionado con el resultado… creo que pudo ser mil veces más impactante. Cosas mías.
Como dije, tibio debut, pero que promete grandes cosas a futuro.
Guardians? On guard!
Nova #002
Sam descubre que algo no está bien con su papá. Así de fácil podríamos resumir este número.
Sean Ryan hace un buen trabajo en general, esta vez no tengo muchas quejas con su estilo de escritura…el problema es que ha pasado muy poco, llevamos dos números y apenas han ocurrido cosas que básicamente apuntan a lo mismo: algo extraño ocurre con el papá de Sam. Como idea no es mala, pero en vista de lo ocurrido hasta ahora es probable que una segunda trama que apoyara a la primera hubiera sido buena decisión.
El trabajo de Cory Smith se mantiene correcto. Es particularmente bueno en representar a los jóvenes, tarea difícil para varios artistas que apenas le ponen su traje superheroico se olvidan que su anatomía es muy diferente al de un adulto.
Se puede opinar lo mismo del primer número y de este. Avanza poco, sorprende poco. Los lectores queremos más.
Como lectores latinoamericanos, la idea de un cómic con fuertes tintes patrióticos estadounidenses suele echarnos para atrás al momento de acercarse a éste (a pesar de embriagarnos de su cultura a través del cine, la televisión, música y, cómo no, los cómics). Por suerte, U.S.Avengers está escrito por un inglés, así que lejos de despotricar orgullo patrio, Al Ewing aprovecha las limitaciones argumentales creadas por él mismo para hacer progresar la historia de estos personajes, los cuales viene manejando desde el último volumen de The New Avengers. Mejor aún, Ewing retoma ideas planteadas en su miniserie ”Ultron Forever” del 2015 y las utiliza de forma genial para presentarnos una amenaza divertida y novedosa. No sé qué esperar de esta serie a futuro, pero la iré disfrutando número a número mientras su nivel se mantenga.
Los misterios de la ciudad de Rook continúan creciendo mientras nuestros héroes de la Generation Zero se encuentran a la fuga, y tras quedar debilitador por los hechos del número anterior, toman cartas en el asunto para recuperarse y volver a la lucha. El número cierra de manera divertida cuando los protagonistas entran al Heroscape (una suerte de mundo onírico-mental de cada persona) rompiendo a un estilo visual infantil gracias al arte de Javier Pulido. La diversión no para con Fred Van Lente, sabe darle personalidad y sobre todo credibilidad a este grupo de niños y adolescentes inadaptados que otros guionistas no consiguen del todo.
Como nota al margen, sigue sin gustarme el coloreado de Andrew Dalhouse, pero supongo que ya he llegado a tolerarlo.
De las páginas de Rai llega el primer gran evento ambientado en el futuro de la editorial, 4001 A.D.Una interesante apuesta por parte de Valiant Entertainment, que promete abrir el abanico de posibilidades con nuevos personajes y un statu quo renovado para el planeta Tierra del año 4001. Ya conocemos a Rai, Eternal Warrior y la Geomancer del futuro, pero los one-shots ambientados en este evento nos anuncian no solo más viejas caras conocidas, sino que tambíen un nuevo personaje que apuesta a tener un protagonismo capital en el panorama editorial: War Mother.
Con todo, este es un evento con mucha lectura previa necesaria. Si no has leído los primeros 12 números de Rai te encontrarás sumamente perdido, pues aunque en las primeras páginas te hacen un bonito resumen de lo que ha ocurrido hasta ahora — de manos del siempre interesante David Mack — , los personajes y las relaciones entre ellos serán un misterio para ti, así que -1 por accesibilidad al lector nuevo.
Así, 4001 A.D. #001 comienza donde nos quedamos hace unos meses en Rai #012, con Father, la inteligencia artificial dictatorial gobernante de New Japan, expulsando sectores completos de la ciudad flotante en su intento por combatir contra un virus que intenta eliminarlo. Esto ha costado la vida de miles de personas, mientras la joven Lula Lee se mantiene fugitiva de las autoridades, cargando la culpa de las muertes. Entretanto, en la superficie de la Tierra, Rai junto a un envejecido Gilad y su nuevo aliado Lemur buscan el único arma que creen puede hacer frente a la omnipotencia de Father: una abandonada armadura X-O Manowar gigante. Es momento de llevar la batalla a sus puertas, en el último movimiento por liberar a la humanidad de su ciega esclavitud.
El estilo altamente detallista y realista, pero al mismo tiempo muy computarizado de Clayton Crain — una suerte de traducción visual de la animación CGI al papel — viene muy bien a esta historia. Los parajes naturales tienen un aspecto preciosista, que contrasta con la frialdad tecnológica de New Japan. Ambos mundos se enfrentan constantemente durante la historia, ya sea temática o literalmente. Su técnica es algo fuera de lo común, y puede que a quienes lo lean por primera vez les resulte chocante, pero una vez logran pasar esa primera impresión y le dan una oportunidad resulta el artista ideal para este tipo de historias.
El evento independiente del año parte con potencia y nos asegura cosas buenas en el futuro cercano. Valiant, tienes toda mi atención.
Tras perder virtualmente todo en el número anterior, Ian y su suerte de hermana interdimensional Ellie planean un último golpe contra Arnim Zola; Ian, conociendo la personalidad de su padre, planea explotar su psicopatía y egocentrismo para enfrentarse a él usando un solo cuerpo, y así poder eliminarlo de una vez por todas.
El número tiene los habituales giros y peleas entretenidas que Remender saber orquestar, pero pierde algo de efecto, volviéndose un tanto predecible todo lo que va a ocurrir. Roland Boschi hace un gran trabajo, limpio y dinámico, retratando las batallas con una fluidez que es de agradecer como lector.
Con un número faltante, la pelea final es un tanto obvia, al menos en quiénes serán los que se enfrenten. Veremos si aún quedan sorpresas.
Como lector relativamente nuevo — me metí a los cómics recién el 2011 — , estoy en un constante descubrimiento de lo que es la historia de las editoriales y personajes. Conozco lo mínimo del New Universe que Jim Shooter creó a mediados de los ’80 para Marvel; mi mayor exposición al concepto fue lo poco que rescató Jonathan Hickman para su excelente etapa en Avengers y New Avengers. En consecuencia, Starbrand y Nightmask fueron dos personajes que inmediatamente llamaron mi atención y capturaron mi imaginación: su potencial era muy intrigante, teniendo a un joven inseguro con el poder de defender la Tierra con sus propias manos y un ser lleno de conocimiento práctico pero con nula experiencia de vida. Su química bajo la pluma de Hickman era entretenida, prometían mucho.
Luego llega esta serie. Del señor Greg Weisman solo conozco Kanan: The Last Padawan, que mi compañero Toripe ha disfrutado mucho, por lo que es una buena referencia. Kevin Conner y Adam Blackveil tienen diálogos divertidos, la trama avanza a un buen ritmo, tiene un cameo de Squirrell Girl y los villanos que aparecen al final prometen un enfrentamiento emocionante para el próximo número, además de abrir un potencial misterio para nuestros héroes. Entonces, ¿qué falla?
Mi gran problema con este número es el arte. No conozco a Dominike “Domo” Stanton, y por lo que veo en internet tampoco ha hecho muchas series, siendo su mayor trabajo Fanboys vs. Zombies para BOOM! Studios. Aunque no es un estilo que me guste, puedo respetar sus decisiones estilísticas como señas de identidad; mi problema es con la representación de edades. Contrario a lo que le ocurre a la mayoría de artistas superheroicos que son incapaces de dibujar a un adolescente como tal, Stanton hace a todos los personajes jóvenes parecer apenas unos quinceañeros, pero según la historia nuestros dos protagonistas están entrando en la universidad, por lo que deberían estar entrando en la juventud. Se ven de 12 cuando tendrían 18.
Pese a esto los guiones de Weisman no son malos, así que la serie puede sostenerse con ello si se mantiene a un buen nivel y tal vez con un cambio de artista la cosa mejore. O que Stanton afine su pluma. Hasta entonces, no pasa del correcto, bordeando el mediocre.
Squadron Supreme #001
Presentados en la historia que conectaba los demás teasers en Avengers #000, James Robinson y Leonard Kirk comienzan a lo grande y sin rodeos con el nuevo Squadron Supreme, compuesto por miembros de mundos muertos tras las Incursiones que desencadenaron en Secret Wars. Dispuestos a defender la única Tierra que les queda a toda costa, no temen tomar medidas extremas como la de este número.
Si aún no saben quién muere en este número no les arruinaré la sorpresa, pero si ya lo leyeron o lo vieron en internet — malditas fanpages que spoilean todo sin aviso — sabrán que no fue alguien sin importancia. Algunos estarán de acuerdo en que lo merecía, otros no; lo realmente importante son las consecuencias que desencadenará y el mensaje que envía el Squadron Supreme con sus acciones. Además, no nos engañemos, tarde o temprano volverá de entre los muertos.
Curioso que en Avengers #000 el equipo adquiere el edificio y empresa de un conocido personaje, pero al parecer nadie prestó demasiada atención a este hecho hasta ahora, que resulta bastante esclarecedor tras lo visto. Estoy siguiendo a James Robinson desde que volvió a Marvel en los All-New Invaders y Fantastic Four — me salté su Spider-Man: Family Business — y hasta ahora ha hecho un gran trabajo. Aunque tiene sus peros, el balance final, al menos para mí, ha sido siempre satisfactorio. Squadron Supreme al parecer mantendrá el nivel, si es que no lo superará, ya que la premisa es ambiciosa, los personajes sumamente atractivos y la acción e intriga están aseguradas.
Parte central en lo bien que se siente este número es el gran trabajo de Leonard Kirk. Me he topado con algunas críticas a su trabajo durante su etapa en Fantastic Four, pero en general son nimiedades, como alguna expresión un tanto extraña, fácilmente perdonables. Durante los FF estuvo coloreado por Jesus Aburtov, quien tenía unas decisiones de colores que nunca terminaron de convencerme del todo; esta vez el colorista es Frank Martin, quien antes me desagradaba y terminó de enamorarme con su trabajo en East of West. Martin coloreó a Carlos Pacheco en la reciente Squadron Sinister, enmarcada en Secret Wars, lo que ayuda a una transición visual bastante adecuada considerando las medidas extremas de esta agrupación de supuestos héroes. Con Martin, los lápices de Kirk lucen mejor que nunca.
Potente inicio para una prometedora serie. Le tengo mucha fe a Robinson y Kirk. Lectura recomendada y a tener en cuenta.
Venom: Space Knight #002
Flash Thompson es un personaje bastante atractivo. Un ex-soldado que perdió sus piernas en servicio, tomó el manto de Venom para hacer el bien mientras luchaba con su alcoholismo. Hoy, como miembro de los Guardians of the Galaxy, viaja a través del cosmos ayudando a todo aquel que lo necesite. Un tipo de buen corazón, humilde, siempre dispuesto a ayudar. Robbie Thompson logra transmitirnos su simpleza en este par de números, ahora dándole una nueva misión hasta ahora sumamente ambigua.
Esta vez nos explican un poco más el tema del Agente del Cosmos, pero de forma muy superficial. Lo interesante es que lo hacen un par de seres que también portan simbiontes, o como les puso Bendis en Guardians, Klyntar. Pareciera que lo del Agente del Cosmos está vinculado con la naturaleza pacífica de los klyntar; me pregunto si habrá mayor explicación al respecto a futuro… eso espero, de lo contrario sería sumamente anticlimático.
Una vez más Ariel Olivetti impresiona en cada viñeta. Su nivel de detalle y realismo es increíble, aunque a ratos le juega en contra con figuras un tanto estáticas. Pero cualquier problema lo compensan sus extraterrestres, tan expresivos como se puede.
Sigue sin impresionarme, pero hasta ahora me está agradando esta nueva serie. Solo espero que de a poco crezca en ambiciones y se atrevan a algo que salga de lo usual, entonces valdrá realmente la pena.
Star-Lord #002
Tal como dije en el número anterior, tenía mis reparos ante esta serie. Ya tengo claro que Star-Lord ya no es el mismo personaje del que me enamoré en Guardians of the Galaxy de Dan Abnett y Andy Lanning, así que esta vez venía con una disposición más abierta. Lo único que le pedía a la serie es que fuera entretenida, con buenos diálogos, una trama atractiva y personajes interesantes. Hasta ahora, ha cumplido.
Peter se robó una nave espacial de la NASA y quedó varado en el espacio; mientras intenta reparar la nave es atrapado por los Ravagers de Yondu, así que tendrá que arreglárselas para mantenerse con vida frente a estos piratas espaciales.
Absorbiendo cada vez más elementos de su versión cinematográfica, Peter Quill poco a poco queda finalmente definido como personaje. Debido a sus orígenes editoriales fuera de la continuidad oficial de Marvel, desde que fue incorporado a Earth-616 su historia ha sido retocada cada vez que se ha visto abordado. Esta vez mi deseo es que esta historia de origen sea la definitiva, al menos parece que Sam Humphries construirá unos cimientos sólidos y llevará la trama a buen puerto, puede resultar en una buena lectura y hasta ahora se nota que es una historia que realmente tiene ganas de contar.
Otro punto interesante en este número es Yondu. Nuevamente inspirado por su contraparte cinematográfica, este no es el mismo Yondu Udonda de los Guardians of the Galaxy originales, ni debería; en cambio, se atisban ciertas marcas únicas, como la razón tras su cresta corta y su historia como pirata.
Pero independiente de cómo resulten finalmente los guiones, lo que no defraudará será el arte de Javier Garrón. Dinámico, expresivo, detallista, preciso, con personalidad, lo que le pidan este español lo tiene. Sobre todo, tiene una habilidad natural para retratar a personajes jóvenes reflejando de forma correcta su edad, algo que es realmente difícil de encontrar. Garrón llegará muy lejos, tiene el mismo potencial que Russell Dauterman, y ya lo vemos a este último ilustrando The Mighty Thor. Hasta que nos quiten a Garrón para alguna otra serie de mayor perfil — RUEGO que no sea para una de Bendis — , sepamos disfrutar lo que está haciendo aquí — y lo que hizo en Cyclops, a pesar de los guiones flojos — .
De verdad me está gustando la serie, estoy gratamente sorprendido hasta este punto. Ojalá siga así.
Vuelve la hermosa serie de Rick Remender y Greg Tocchini, con un objetivo claro: rompernos el corazón. Las hermanas Della y Tajo Caine por fin se han reunido, tras tortuosos años de separación… pero los años no pasan en vano, y ambas han sido moldeadas por el sufrimiento que han tenido que vivir. Y serán estas diferencias las que pondrán en peligro la misión de su madre Stela.
La historia progresa a buen ritmo, teniendo a las hermanas Caine de regreso donde todo comenzó, Salus. Ahí tendrán que enfrentar algunos fantasmas de su vida pasada y conocerán a Lena, quien parece perfilarse como un nuevo personaje clave en lo que se viene en próximos números. Pero mientras Tajo desea unirse a su madre en su cruzada para salvar a la humanidad, Della parece tener su propia agenda oculta. Sin duda el conflicto se viene grande.
El mismo Remender lo ha dicho, LOW es su obra más optimista en un mar de obras pesimistas, y pucha que se nota. A pesar de tener la esperanza como motor que impulsa a los protagonistas y la historia misma, el filtro pesimista del guionista se filtra con fuerza y contundencia. Es interesante la visión del autor respecto a este tema, pues en entrevistas ha mencionado lo difícil que se la ha hecho comprar el discurso positivo de sus propios personajes, teniendo que evaluar profundamente lo que motiva a cada uno de ellos para hacerlo creíble y verosímil no solo para el lector, sino que para él mismo; gracias a esto, lo que podría resultar una esperanza vacía y cliché, se torna en una estudiada visión de mundo que logra mover a los personajes hasta lo más profundo de sus seres, ya sea a favor o en contra de esta particular forma de vivir la vida. Y donde mejor se refleja esto es en el contraste entre ambas hermanas, cada una viviendo la esperanza desde su particular experiencia de vida.
En cuanto al arte no hay demasiado que decir, Greg Tocchini es un artista impresionante con una facilidad para la narrativa envidiable. Sus figuras son orgánicas y naturales, con movimientos de una fluidez que da gusto. Los personajes realmente cobran vida, especialmente con las expresiones faciales y lenguaje corporal, otorgándoles una humanidad invaluable. Respecto al coloreado de Dave McCaig ocurre algo curioso; en los primeros números era el propio Tocchini quien se coloreaba, con Mariane Gusmâo como asistente, pero desde la octava entrega llegó McCaig. El resultado es… cosa de gustos. Antes, arte y color se mezclaban en una sola obra, era como ver un lienzo en viñetas, con un pincel suelto y expresivo; ahora, el arte y el color se separan y se vuelven más transparentes al lector, más vibrante a la vez que evidente. Como dije, es cuestión de gustos, pues McCaig hace un excelente trabajo sobre los lápices del brasileño, definiendo de mejor manera las figuras contra los embriagadores fondos.
No me cabe duda alguna, LOW es una de las mejores series publicadas actualmente en el mercado.
Black Science #020
Penúltima entrega del arco “Godworld”, donde Greg McKay por fin se da cuenta del alcance de las consecuencias de sus actos, al enfrentarse a la horda de ciempiés nihilistas — sí, lo que leyeron — liderados por Blokk, a la vez que el misterio de Mr. Block se acentúa aún más: ¿qué papel juegan los Block del multiverso? Por suerte, nuestro héroe logra localizar una nave-portal que podría poner la balanza en su favor. Decidido a rescatar a sus compañeros, nuestro héroe se embarca en su última misión.
Con un hermoso arte como siempre cortesía de Matteo Scalera y un trepidante ritmo narrativo por parte de Rick Remender, esta entrega es simplemente “una más” de la excelente racha que ha tenido Black Science. Si algo da gusto de los guiones de Remender es que siempre va directo al grano y nunca te da un respiro, ahorrándose rellenos innecesarios y estiradas de chicle dignas de Bendis. Aquí vamos directo a la carne, y es un asado carnicero a la parrilla con el toque justo de sal gruesa. Una delicia.
Me parece digno de destacar la labor de Moreno Dinisio, colorista italiano que ya había colaborado con Scalera en otro proyecto de la editorial, Dead Body Road. Reemplazante de Dean White, uno de los mejores coloristas del mercado y un personal favorito, Dinisio ha hecho un excelente trabajo en hacernos olvidar a White y adueñarse de la estética de la serie. La sinergia de Scalera y Dinisio es excelente, logrando un look único.
Las bondades de Black Science son demasiadas para nombrarlas todas. Lo único que resta decir es… ¡puta la serie pa’ wena!
Tras la adrenalínica “Exodus”, donde el Comandante Trill jugó un importante papel moviendo los hilos desde las sombras, Valiant nos trae la historia tras el hombre — o más bien, tras el Vine — que busca cobrar venganza contra Aric.
La historia de la sagrada Shanhara y el comandante Vargosh Trill se remonta a su infancia, quien tras presenciar su primera ceremonia de unión con la armadura volvería su vida una verdadera carrera armamentista para llegar a ser digno y que la armadura lo elija. Este camino lo lleva a su primer encuentro con Aric, donde éste huye con Shanhara, y a su posterior enfrentamiento en la Tierra.
El “origen secreto” que nos cuenta Robert Venditti viene a explicar la obsesión de Trill con la figura de Aric, que a primera vista resultaba un tanto infundado; de un mero resentimiento contra alguien inferior a ojos del comandante, pasamos a un odio visceral contra un esclavo que le robó lo que sentía era su derecho al haber trabajado toda su vida por ser digno. Es una animosidad mejor fundada, con más profundidad y que despierta una motivación mucho mayor en Trill, elevando al mismo tiempo las apuestas de lo que se vendrá a continuación.
El trabajo de Francis Portela es excelente, mezclando amplias viñetas con la composición inspirada en el art nouveau que utilizó Cary Nord en el arco “Planet Death”, continuando un leitmotif visual con la mitología Vine y sus historias.
Este mes comienza “The Kill List”, donde veremos a Aric unirse una vez más a Ninjak para cazar vine plantings. Se viene.
Quisiera aclarar de entrada que este no es un número malo. El problema es que, pese a que mis expectativas no eran particularmente altas — esperaba con ganas este número pero nada epecial de él, solo que me gustara — hay tantas cosas que para mí no funcionan en este número, que siento me arruinaron la experiencia. Me gustaría compartirlas con ustedes.
Los protagonistas son engañados para que se rebelen contra estos demonios, pero al llevar a cabo la misión se dan cuenta que algo no está bien, se dan cuenta cuenta que les habían mentido sobre el enemigo y cuando el inevitable enfrentamiento sucede le dan la espalda a su mentiroso líder y deciden aliarse con sus nuevos aliados. ¿Suena familiar?
Nuestros “protagonistas” son parte de un futuro distópico donde la humanidad convive de forma sumisa con demonios dejados atrás en la última invasión venida desde Deadside. Las ideas tras este escenario son muy buenas, veo potencial en ellas. El problema es que la historia misma es sumamente formulaica, llena de clichés y con una ejecución que honestamente no logra que te interese ninguno de los personajes. Al final no sé si los protagonistas eran los tres jóvenes engañados o ShadowWoman — sí, este Loa es femenino — porque la narración no se decide ni logra que conectemos con ninguno.
Pero eso no es todo. Por ejemplo, se hace constante mención a que los Loa pueden poseer a un ser vivo y aumentar sus poderes, pero cuando finalmente ocurre, lo que hace es poseer animales salvajes liberados de una sección que cayó de New Japan. Sé que se suponía que debía ser un momento badass, pero me quedé con toda la impresión de que debía poseer a la protagonista rubia y así obtener a la nueva versión de Shadowman del futuo, momento que nunca nos llega. Peor aún, a pesar de ser un one-shot no consigue contar una historia contenida, sino que tiene un enorme “Continuará” en la frente, dejándonos insatisfechos en lugar de anciosos por leer más.
No quisiera extenderme más, me imagino que ya entienden la idea. De nuevo, repito lo que dije en un comienzo, no es un mal número, pero sí uno muy decepcionante, al menos para mí como lector habitual de la editorial y del personaje. Espero que futuras historias sepan abordar de mejor manera estas ideas y personajes, porque me quedé con ganas de leer algo bueno con ellas.
Gracias a Jonathan Hickman me enganché con Black Panther. Durante su travesía en el Universo Marvel el guionista construyó a un rey noble pero atribulado por la abrumadora adversidad multiversal. Hasta Secret Wars, su interpretación del personaje fue la regla.
Esta es la primera serie que leo del Rey de Wakanda, y creo que no pude haber empezado en un mejor lugar (o bueno, con Christopher Priest pareciera que tampoco hay pérdida). Si bien la trama se ha enfocado fuertemente en los problemas del reino, el verdadero foco de Ta-Nehisi Coates es la auto-reconstrucción de un hombre acabado en pos de un bien mayor, en este caso el de su reino y, sobre todo, su hermana Shuri. Este número es el la culminación de una primera etapa para T’Challa, ayudado por sus aliados para enmendar los errores y sacrificios del pasado. Chris Sprouse se adapta super bien al estilo gráfico impuesto por el excelente Brian Stelfreeze, y agradezco que en este caso no se contagiaran por el estilo de David Aja en Hawkeye que ha infectado a muchas series de la editorial.