<!DOCTYPE html> Jason Aaron se toma un número para resolver algunas dudas, descartando un par de candidatas que podrían estar bajo el manto de la nueva Thor. Este número además significa el regreso de Cul Borson, el hermano de Odin que debutó en “Fear Itself”, con un rol más relevante en la corte de su hermano. Curiosa sorpresa. Es interesante que la inicialmente agresiva actitud de Odinson hacia la nueva portadora del Mjölnir terminara cambiando hacia una mucho más amistosa y piadosa, como si la balanza se inclinara de Odin a Freyja, la All-Mother. Mientras, Jorge Molina toma el relevo a Russell Dauterman por un número para que este último se pueda mantener los plazos, práctica ya habitual en Marvel. Molina logra mantener el estilo relativamente ligero de la historia, siguiendo un tono más positivo marca de Dauterman que las ominosas pinceladas de Esad Ribic en la etapa anterior. Freyja también toma un papel predominante en este número, mostrándose mucho más interesante que el All-Father. Espero que Aaron pueda sacarle jugo a ella como personaje, que siempre queda relegada a un plano más que secundario. El potencial para historias, al menos, es más que evidente. Un número de transición, para volver en la próxima entrega con Dauterman a todo motor. El curioso arte de Langdon Foss sirve de contenedor para Marco Rudy, quien como siempre se luce con unas arriesgadas composiciones, olvidándose del significado clásico de “viñeta” y jugando con el lado más alocado de la tradición del gran Jim Steranko. Crossbones (quien yo juraba que podía ser una versión alternativa de Punisher… culpen a Nathan Edmondson y el nuevo pasamontañas que le dio) logra llegar hasta nuestro héroe Bucky Barnes, entablándose una lucha que termina con resultados explosivos. Las acuarelas que nos regala Rudy son muy dinámicas, donde la acción fluye a través de las páginas. Todo esto mientras Old Bucky busca evitar el desastre. Acción de alto octanaje. Al ser una entrega más abocada a la acción tenemos muy poco desarrollo real de la trama, por lo que se queda en una mera entretención para el mes. ¡Pero qué entretención! Me divierto con esta serie. Puede que el arte no sea el mejor (de hecho, es de un estilo que no me gusta para nada, pero aquí logro disfrutarlo), que la trama sea excusa para lanzarnos fan-service tras fan-service, pero probablemente eso mismo sea lo que me hace disfrutarla tanto. Como fan de la anterior etapa de DnA con los Guardians, esta serie es el oasis galáctico en el desierto cósmico que representa Bendis (ver reseña de abajo). Dan Abnett nos da lo que queremos, con referencias al lore clásico, tanto de Jim Valentino como del mismo Abnett y Andy Lanning; que la trama esté ambientada en el futuro lejano, además, le da toda la libertad del mundo para hacer y deshacer a gusto. Curiosamente, la trama avanza muy lento y a la vez a pasos de gigante, pues los momentos de personaje son breves y fugaces, mientras que la acción misma se sucede página a página. Pareciera que Abnett intuye que esta serie puede tener una trayectoria breve, por lo que no pierde tiempo e intenta meter todo el material posible en cada grapa… totalmente lo contrario a su cabecera hermana. Por otro lado, el dinámico arte de Gerardo Sandoval aumenta esta sensación de velocidad con unos lápices frenéticos, que se condicen de forma correcta con lo que requiere el guion: mucha acción. Tal vez por eso puedo tolerar su estilo, pese a ser tan opuesto a lo que disfruto habitualmente. Hablando de arte, nunca está de más destacar las preciosas portadas de Alex Ross para la serie. Siempre me quejo que a DnA les tocaron las sobras mientras a Bendis le dan todos los juguetes nuevos, por lo que es de agradecer estas pequeñas joyitas adornando cada número. Un mes más con esta serie, que nos regala a los fans más clásicos lo que extrañamos en tiempos de vacas cósmicas gordas y Star-Lords mercenarios… Mediocre. Predecible. Si estás prestándole un mínimo de atención a lo que estaba ocurriendo en los números anteriores ya sabías cómo iban a ocurrir los hechos en esta entrega. El guion de John Layman es uno formalmente bien construido, pero pierde mucho de lo que hizo interesante el primer arco bajo la pluma de Greg Rucka: interacción real entre Scott y Christopher Summers, sentir que de verdad presenciabas momentos de padre e hijo, cada uno aprendiendo del otro. Aquí no son más que situaciones predecibles y salidas fáciles, vistas muchas veces. El punto más rescatable del cómic es el arte, donde Javier Garrón entrega unas muy buenas páginas, apoyado por los colores de Chris Sotomayor. Gracias a esto el número no se hunde en la mediocridad, que bien lo tendría merecido. Espero que Layman pueda encontrar una historia digna de ser contada con los personajes, porque hasta ahora solo pareciera que está haciendo un trabajo por encargo mientras piensa qué hacer… ¡y por Kirby que esta serie tenía potencial! Una lástima. “The Black Vortex” continúa, y aunque las interacciones entre Guardians y X-Men sigan siendo clichés a morir, este número tiene algunos momentos interesantes que redimen la entrega. Partiendo por lo más evidente, el arte de Valerio Schiti es excelente. Con un estilo muy amigable y enérgico, su trazo orgánico y figuras estilizadas logran un cómic que luce muy bien de principio a fin. Sobre el arte descansa el guion de Brian Michael Bendis, que debo reconocer tiene un mejor ritmo narrativo que Sam Humphries en el número que dio inicio al crossover; tal vez sea por contraste, pero mientras que a Humphries se le notaba acelerado para poder iniciar la historia como quería, Bendis se toma el tiempo necesario en los momentos más relevantes, logrando un mejor resultado. De algo que valga su veteranía. Pero si el ritmo es lo positivo de este número, lo negativo es que poco y nada ocurre, tónica que se ha convertido en lo habitual en los guiones del nativo de Cleveland. Un encuentro aquí, otro diálogo acá, una transformación por aquí y un personaje que se suma más allá, son los compases que se difuminan entre tanto relleno. Es el mal de los crossovers, siempre sabes que tendrás muy poco en cada entrega para que la historia dure los números que debe durar… Por suerte, Bendis se siente mucho más equilibrado que en otras ocasiones, por lo que al final tenemos un resultado más digno de lo que me esperaba. El súper crossover “The Black Vortex” continúa, con un gran trecho aún por delante esperemos que no descarrile antes de llegar al fin de su recorrido.MicroReseñas Marvel 003
MicroReseñas Marvel 003
Thor #005
Bucky Barnes: The Winter Soldier #005
Guardians 3000 #005
Cyclops #010
Guardians of the Galaxy #014
“The Black Vortex: Chapter 2”